Somos conscientes en la actualidad de vivir como en una ola de cambios en la que intuimos, por un lado, que nada volverá a ser como antes y, por otro, que las soluciones planteadas hasta el momento resultan obsoletas y no nos proporcionan ya los resultados deseados. Por este motivo, ahora más que nunca resulta necesario repensar nuestra forma de vivir, nuestras prioridades y todos los proyectos a nivel político, cultural y social.
Precisamente, con el fin de profundizar en las prioridades y necesidades actuales, el Ámbito de Investigación y Difusión María Corral, celebró el pasado jueves 20 de febrero, la 210 Cena Hora Europea, para tratar el tema «Es hora de reinventar», contando con la participación de cuatro ponentes que compartieron un debate sobre el sentido de «reinventarse», que se ha consolidado en la actualidad como una palabra talismán utilizada cada vez más frecuentemente y particularmente en el mundo empresarial. Resulta muy habitual hoy en día escuchar el lema: «Reinventarse o morir».
La cena comenzó con la intervención de la psicóloga y terapeuta Eva Galí Molas, que explicó detalladamente como la posibilidad de reinventarse radica en la propia capacidad de aprendizaje del ser humano, mediante un proceso dinámico, interactivo y compartido con los demás. De hecho –resaltó– que reinventarse se convierte en una actitud vital que podemos adoptar para lograr enfrentarnos a los retos, a las dificultades y a los aprendizajes que necesitamos abordar en nuestro día a día. En el mismo sentido comentó también: «nosotros somos los propios y únicos emprendedores de nuestro proyecto vital».
Galí destacó tres aspectos que pueden contribuir en el proceso de reinventarse: primero concienciarse de lo que éste implica, «realizar una profunda revisión de todos aquellos hábitos, actitudes, creencias o referentes que pueden estar bloqueando el llegar a encontrar una resolución más funcional o a mejorar incluso aquellas situaciones que vivimos con angustia». En segundo lugar, realizar un aprendizaje compartido, para lo cual se requiere «utilizar todo nuestro potencial mediante la propia capacidad de aprendizaje y la de apoyo en el otro. Una vez detectada la necesidad de cambio y de mejora, algo fundamental será adquirir un compromiso para con uno mismo». Y en tercer lugar, destacó el binomio libertad-responsabilidad, como el que de forma recíproca, se convierte en «una herramienta de autorregulación en el proceso de toma de decisiones, llegado el momento en el que decidimos reinventarnos o cambiar algún aspecto de nuestra vida», ya que cuando decidimos realizar ese cambio, en realidad estamos utilizando nuestra capacidad de elección, es decir, manejando tanto la libertad como la responsabilidad.
«¿Es ahora el momento de reinventarse? Sí, pero no sólo ahora, sino siempre». Ésta fue la pregunta y respuesta con la que comenzó su aportación Jordi Bachs Ferrer, profesor de economía de empresa, que describió diferentes situaciones para tratar el sentido de reinventarse. Partimos de una realidad económica –decía–, que es la que es, y para explicar cómo poder llegar a reinventar enumeró varias actitudes necesarias, como la humildad de conocimientos, de trato, el rigor, la seriedad, el valor, el esfuerzo, la capacidad de tener libertad, de saber escoger, de saber crear tu propia red relacional, de cómo esperar poco, ofrecer mucho, saber escuchar, saber observar…
Bachs también se preguntaba: «¿Cómo me reinvento?». Y respondía a su vez: no engañándose uno mismo. Sugirió, por ejemplo, como ejercicio, coger un folio en blanco y anotar en él nuestros puntos fuertes y nuestras debilidades, recurso éste que podía ayudar a reinventarse, dado que de alguna manera éste es un camino que «todos hemos de emprender y que emprendemos constantemente»; ya que en cierto modo, reinventarse es una necesidad vital para la que resulta necesario conocer las oportunidades.
El enfoque de Leticia Soberon Mainero, directora de contenidos de Dontknow.net, fue el complemento de las aportaciones anteriores, añadiendo además un marco general que dio contexto a todo lo expuesto, ya que enmarcó la acción de reinventarse como típica de las personas de la segunda y de la tercera edad, aduciendo que la gente joven no necesita reinventarse; de hecho, los jóvenes ya han nacido en un mundo en el que los cambios se producen a gran velocidad y por tanto ya no están acostumbrados a vivir en un mundo estable, al contrario de lo que nos sucede a muchos de nosotros. Dijo que «vivimos a remolque de un cohete interplanetario, al que denominamos tecnología, tecnociencia, que está transformando a una velocidad de vértigo una gran cantidad de dinamismos no tan solo técnicos, sino que en realidad y precisamente por el hecho de vivir a remolque de la tecnociencia, lo que sucede es que se transforma de forma radical la manera en la que las personas nos comunicamos, intercambiamos ideas y en definitiva pensamos».
Soberón destacó también la importancia de poder hacer un inventario de los propios recursos personales, aquellas habilidades, capacidades que nos permiten aprender constantemente, sabiendo escoger además correctamente. Como dato importante resaltó «precisamente saber reconocerse, ya que reinventarse no se puede hacer sin reconocerse uno mismo, sin llegar a ser consciente y acoger la propia realidad. Aquello que somos realmente, lo que somos hoy para así poder aceptar la vida concreta que tenemos, el momento que estamos viviendo y asumir con alegría la realidad».
La última aportación fue a cargo de Martí Olivella Solé, presidente de NOVA – Innovació Social, que también comenzó con una pregunta: «¿Reinventarse para qué? ¿Para ganar más dinero?, ¿para ser más felices?, ¿para vivir mejor? ¿Qué quiere decir vivir mejor?». Con estas preguntas abordaba el tema partiendo de la base de que tenemos un mundo, estructuralmente hablando, que él considera violento, desequilibrado e insostenible. Y por ello resulta necesario reinventarnos, para conseguir un mundo mejor y más habitable para todos.
Olivella decía que «cuando hablamos de valores, son valores que han de aterrizar, y la reinvención ha de estar en función de aquello que realmente tiene valor para nosotros; de hecho reinventarse para poder hacer más, lo que denominamos como beneficios empresariales». Destacaba además que dado que beneficio proviene de bien, ¿hasta qué punto podemos estar seguros de que los beneficios empresariales, que normalmente significan más dinero, sean un beneficio para la sociedad, para los trabajadores, para los consumidores o para los propios accionistas? Desde este punto de vista, cuestionaba cuál es el objetivo real de reinventarnos para ver qué clase de mundo queremos, ya que, como siempre que tenemos o hemos tenido la oportunidad en cualquier ámbito de experimentar, al transformar algo nos transformamos también a nosotros mismos y viceversa. Es decir, cuando nos reinventamos estamos reinventando también nuestro entorno y nos reinventamos a nosotros mismos.
Con el deseo de reinventarnos, tuvo lugar un coloquio participativo en el que se compartieron e hicieron propuestas con el fin de reinventar y considerar la validez de todo aquello ya inventado. En conclusión, frente a tantos cambios y nuevas necesidades será probablemente ineludible enfrentarnos a estos nuevos retos y, al mismo tiempo, resultará clave conseguir que las personas tengamos una actitud más abierta que nos disponga a cambiar algunas de nuestras actitudes, a modificar ciertas conductas o comportamientos y a replantearnos, en fin, aquellas ideas de siempre para ceder el paso, así, a nuevas visiones y criterios.
Ámbito María Corral