Neus Calleja: «Nuestros pensamientos influyen en nuestra conducta, pero también nuestras conductas influyen en nuestros pensamientos. En cambio, las emociones, seguramente van por libre. La emoción tiene una parte genética importante, ya desde muy pequeños mostramos varias emociones y cada persona las muestra de manera diferente. También interviene el bagaje personal: En función de mis experiencias interpreto y reacciono ante los estímulos y de las propias emociones, y el carácter o la manera que tengo de responder en función de la emoción que siento».
Àngels Geis: «Gestionar las emociones no es fácil, porque el lenguaje del corazón es complicado. Pasar de las emociones a los sentimientos pasa por saber conectar, saberse escuchar: Solo es cuando nos hemos escuchado que podemos conectar con nuestras propias emociones y así poder acogerlas para entenderlas y gestionarlas. Es importante también legitimarlas, es decir, tenemos derecho a sentir cualquier cosa, pero no a hacer cualquier cosa con lo que sentimos, pero esto es un paso difícil como consecuencia de cómo nos han enseñado a relacionarnos.»
Alexandre Gironell: «Tenemos tres cerebros: el reptiliano, el límbico o emocional –formado por los núcleos: tálamo, hipotálamo, hipocampo, accumbens y amígdala–, que funciona muy rápido, es muy instintivo, hace respuestas impulsivas y automáticas, y se basa en el instinto de supervivencia. Y el tercer cerebro es el cognitivo. Estos cerebros están unidos y trabajan en conjunción y se van desarrollando despacio a lo largo de la vida. Además, son importantes las emociones como formación del cerebro.»