Por: Ramón Santacana
Educador y artista
Barcelona, enero 2019
Foto: Pixabay
Hace unos días me sorprendió la noticia que en enero de 2018 en Gran Bretaña se había creado un «Ministerio de la soledad». La ministra de la «Soledad» Tracey Crouch, que comparte cartera con «Sociedad Civil y Deportes», está encargada de seguir las recomendaciones de un demoledor informe de la Jo Cox Commission on Loneliness[1] que mostraba cómo en el país la soledad es un hecho creciente que afecta ya a nueve millones de personas. En otros países como Australia, China, Japón y Corea también se ha detectado un fenómeno parecido. En Canadá, donde los expertos estiman que afecta al 20% de la población, recomiendan crear también un ministerio específico[2].
Al poco tiempo de la creación de ese ministerio la BBC, en el marco de una investigación conjunta de varias universidades, realizó una encuesta sobre la soledad en diversos países. Contestaron cincuenta y cinco mil personas y en ella se mostraba que es un fenómeno perverso en muchas sociedades.
Los resultados obtenidos afirman[3] que el sentimiento de soledad no depende de si una persona vive sola o acompañada, tampoco depende del invierno ni de las habilidades sociales. Sin embargo, sí que varía con la edad. Pero, al revés de lo que podríamos pensar, no es la gente mayor o imposibilitada la que se siente más sola sino los jóvenes. Un 40% de los jóvenes entre 16 y 24 años que contestaron la encuesta afirmaron sentirse solos[4] y, cuanto más jóvenes, mayor porcentaje.
Parece que las redes sociales, que con su conectividad, independencia e inmediatez prometían una mayor socialización y una mejor comunicación, no están cumpliendo con las expectativas. Las generaciones nativas, los nacidos en la época de redes sociales se sienten más solos que sus mayores.
Muchos estudios han encontrado que «la soledad es más generalizada en países con niveles más altos de uso de las redes sociales y que cuanto más tiempo pasa una persona en estas, más probable es que se sienta socialmente aislada»[5]. Algunos investigadores sospechan que la conectividad y comunicación por esos canales no satisfacen las necesidades del corazón humano.
Los participantes en la encuesta definían la soledad como «la sensación de no tener a nadie con quien hablar, de no tener a nadie que realmente te comprenda» y señalaron (88% de las respuestas) que a veces simplemente pequeños contactos con gente en el transporte público o alguien que, al paso, te regala una sonrisa, ya ayuda a sobrellevar la soledad.
Alguien señalaba que ya pronto perderemos incluso la oportunidad de tener un intercambio amable con el taxista pues el asiento del conductor estará vacío.
Nos estamos perdiendo algo y es urgente recuperarlo. Una mirada, un gesto, una caricia, perder tiempo para encontrarnos y para estar juntos. Debemos entender cuanto antes que la actividad por red puede ser complementaria pero nunca sustitutiva de la amistad y del contacto presencial. Recluir la amistad al ámbito virtual, es sencillamente desvirtuarla.
[1] https://www.jocoxloneliness.org/
[2]https://montrealgazette.com/opinion/opinion-an-epidemic-of-loneliness-threatens-canadians-health
[3] https://www.weforum.org/agenda/2018/10/loneliness-survey-research-findings-bbc-2018/
[4] Comparado con un 27% de los que tenían 75 años o más.
[5]https://montrealgazette.com/opinion/opinion-an-epidemic-of-loneliness-threatens-canadians-health