Anna-Bel Carbonell Rios
Educadora
Foto: Somraya de Pixabay
Fecha de publicación: 13 de mayo de 2024
«Todos tenemos talento si sabemos descubrirlo»
Ken Robinson
Las líneas que estáis leyendo no son más que un ejemplo modesto, pero ejemplo al fin y al cabo, de creatividad. Y como tal, y aunque pueda parecer surrealista, intentaré explicar la gestación de este proceso de creatividad que es un acto de humildad y libertad. De desnudez personal al exponer públicamente los propios pensamientos.
No penséis que soy una persona especialmente dotada de creatividad. ¡De ninguna manera! Pero sí lo soy, en la misma medida que todos vosotros, y os preguntaréis cómo puedo hacer una afirmación de este tipo y quedarme tan tranquila. La respuesta la encontraréis a continuación.
En primer lugar habría que saber que el solo hecho de contestar a una pregunta ya es en sí mismo un proceso creativo, y por tanto, como todos somos capaces de responder a una pregunta, podemos ver la creatividad como un don de cada uno de nosotros. Si profundizamos un poco más en el significado de la definición anterior, podemos ver que plantear la cuestión, de interrogarnos, implica en sí mismo una conexión con nosotros mismos para imaginar la respuesta. Una respuesta fruto de la interrelación entre diferentes conocimientos que poseemos gracias a la educación, las vivencias, la experiencia… y que en la mayoría de ocasiones rompe de algún modo con una parte de lo que somos nosotros mismos, y nos empuja a reinventarnos. Podríamos decir que representa una minimuerte de lo viejo, que se transforma en algo nuevo que es la respuesta. En el caso de este artículo la pregunta es obvia: ¿Qué es la creatividad? Y la respuesta aparece a partir de la búsqueda del propio cajón de sastre de conocimientos y vivencias que entrelazándolos nos permiten imaginar la respuesta y posteriormente darla. Nadie dice que sea sencillo, pero realmente es así.
Pero también es muy cierto que una vez obtenida esta respuesta, surge la duda sobre su corrección, su utilidad: ¿estará bien explicado? ¿Lo entenderán? Qué vergüenza… Dicho en una palabra, aparece el miedo; el miedo a lo que imaginamos. Y puede parecer una broma, pero este miedo a la imaginación no debe preocuparnos, ya que si lo miramos desde una perspectiva no habitual, pero no por ello menos correcta, vivimos en un planeta imaginario, ya que la creatividad surge y es fruto de la imaginación de la mente de alguien (piense en inventores, científicos, etc.), nuestro mundo es consecuencia de sus descubrimientos, de su capacidad de imaginar, de arriesgarse a expresar, a pronunciar en voz alta y dar a conocer sus visiones.
Y si seguimos desarrollando este pensamiento, llegamos a concluir que el hecho de estar vivo es por sí solo un proceso creativo, y que en este proceso el tantas veces temido error o equivocación, tantas veces amenazante, está mal clasificado, ya que en sí no es más que una poderosa fuente de evolución. Mucha gente puede pensar que ese razonamiento sobre el error no se corresponde con la realidad, pero a todos ellos les recomiendo pensar sobre la respuesta que oí decir a un científico cuando le preguntaron cuántos de sus proyectos habían fracasado, dijo: «Muchos, pero yo no les considero fracasos, sino descubrimientos de cómo no funcionan las cosas que deben permitirnos algún día descubrir cómo funciona realmente lo que estamos investigando».
Espero que esta breve exposición de un pequeño proceso creativo os anime a utilizar las respuestas a las preguntas que os surgen en vuestra vida como elemento creativo y de crecimiento.