Por Marta Miquel Grau
Colaboradora del Ámbito María Corral
Santiago de Compostela, mayo 2011
Foto: Unesco
Hace ya diez años la UNESCO aprobó la Declaración Universal sobre la Diversidad Cultural donde sostiene que «la riqueza cultural del mundo reside en su diversidad dialogante», como dijo el entonces Director General Koichiro Matsuura. Desde ese momento cada 21 de mayo se celebra el Día Mundial de la Diversidad Cultural para el Diálogo y el Desarrollo, en el cual diversos grupos e instituciones de todo el mundo realizan actividades para fomentar el diálogo entre distintas culturas, creencias, generaciones, etc., en el que prevalece el respeto al ser humano y su identidad.
Además de todas las iniciativas que se realizan para conmemorar dicha fecha en concreto, existen otros espacios desde los que se trabaja día a día en esta misma dirección. El respeto, el diálogo, la escucha o la aceptación de la pluralidad son pilares fundamentales para aprender a vivir en esta diversidad en la que nos encontramos inmersos y caer en la cuenta que todos somos iguales y diferentes a la vez.
Una de las iniciativas interesantes al respecto es la que lleva a cabo la empresa ««Diversia Cultural».» Su principal objetivo es la creación de espacios para la promoción de una sociedad intercultural en la que convivan personas de diferentes orígenes, con acceso pleno a los derechos de ciudadanía y respetando las diferencias culturales. Como principios transversales de su trabajo se encuentra la innovación permanente, la participación, la interculturalidad, la igualdad de género y la responsabilidad social corporativa.
Otra iniciativa interesante en esta línea es el «Instituto DiverSitas», que también pone su grano de arena en el trabajo por lo que denomina «una de las principales riquezas de la humanidad». Su objetivo es promover el respeto y la valoración de la diversidad en todas sus manifestaciones, así como poner en evidencia y contribuir a superar las dinámicas sociales en que ésta es fuente de desigualdades y discriminación. Sus ejes de intervención prioritarios están centrados en la diversidad de origen o cultural y la de género, además de tener un interés especial en las de tipo funcional, generacional, socioeconómica y religiosa.
En esta misma línea, el «Atlas de la Diversidad» apuesta por una herramienta pedagógica que, gracias a la colaboración de una extensa red de escuelas, pretende recoger las particularidades de cada lugar y formar un exhaustivo retrato de la diversidad cultural de diferentes países y comunidades lingüísticas y culturales. Las propias experiencias de los alumnos les ayudan a generar fichas y piezas de conocimiento que se ponen a disposición del resto de la comunidad lo cual enriquece a los participantes como creadores de conocimiento y enseña a valorar otras culturas, realidades y formas de vida.
Y, por último, y entre otras muchas, nombrar también la «Fundación diversidad» constituida por el Instituto Europeo para la Gestión de la Diversidad y la Fundación ALARES y cuyo principal objetivo es la difusión e implementación en España de lo que se denomina el «Charter de la Diversidad». Esta es una carta de compromiso que firman con carácter voluntario las empresas e instituciones para fomentar su acuerdo con unos principios fundamentales de igualdad, el respeto al derecho de la inclusión de todas las personas, un reconocimiento de los beneficios que brinde la inclusión de la diversidad cultural, demográfica y social en su organización, una implementación de políticas concretas para favorecer un entorno laboral libre de prejuicios, y el fomento de programas de no-discriminación hacia grupos desfavorecidos.
Trabajar para que todo ser humano pueda sentirse igual y distinto a otro a la vez es hacer posible que cada persona viva en plenitud, es respetar y fomentar la cuna cultural en la que cada uno nace, crece y se desarrolla, es aprender a convivir en la diversidad, y es ser solidario con todas las personas con quienes –independientemente de nuestras diferencias– compartimos una característica básica, el hecho de existir.