XXVIII Seminario Interdisciplinar – Barcelona, marzo 2009
¿Es posible olvidar la Historia? ¿Es factible hacer borrón y cuenta nueva? No son pocos los países en los que subsisten heridas y brechas profundas, y su población sigue dividida sin haber llevado a cabo un proceso de reconciliación suficientemente profundo que permita el desarrollo armónico de la sociedad. Estas heridas se mantienen de una manera latente en el imaginario colectivo y pueden reabrirse en cualquier momento, generando nuevos conflictos aparentemente ya superados u olvidados.
Los seres humanos somos históricos, es decir, que para empezar a ser, dependemos de la Historia. La mayoría de los conflictos que vivimos en la actualidad se perpetúan, precisamente por no ver esta evidencia: que si la Historia hubiera sido diferente –mejor o peor– el presente sería diferente y nosotros no existiríamos. La Carta de la Paz dirigida a la ONU, en su punto IV, señala: «Es fructuoso conocer la Historia lo más posible. Pero vemos que no podemos volverla hacia atrás. Vemos, también, que si la Historia hubiera sido distinta -mejor o peor-, el devenir habría sido diferente. Se habrían producido a lo largo de los tiempos otros encuentros, otros enlaces; habrían nacido otras personas, nosotros no. Ninguno de los que hoy tenemos el tesoro de existir, existiríamos. Esto no quiere insinuar en absoluto que los males desencadenados por nuestros antepasados no fueran realmente males. Los censuramos, repudiamos y no hemos de querer repetirlos. La sorpresa de existir facilitará que los presentes nos esforcemos con alegría para arreglar las consecuencias actuales de los males anteriores a nosotros».
El pasado es irrevocable. A pesar del lastre negativo que pueda tener la Historia (injusticias, insolidaridad, imposiciones, genocidios, etc.), nosotros somos fruto directo de un conjunto de episodios históricos muy concretos. Podemos desconocerlos, podemos vivir en permanente conflicto con nuestra génesis, pero somos hijos de esta historia. Todo esto, no niega nuestra personalidad y singularidad, pero la historia fue para nosotros nuestra condición de posibilidad. Es un hecho irrefutable que a ella debemos la existencia, que no significa que seamos responsables de aquella situación, aunque fuera uno de sus efectos directas. Esta premisa tan sencilla es la que mucha gente no acaba de ver, ni tampoco las consecuencias que se derivan de ella. Por el contrario, algunos creen que si la Historia hubiera sido diferente, ellos habrían existido de una u otra manera. La evidencia queda ofuscada por la soberbia de ser, no entienden ni aceptan la contingencia del ser. Si descubrimos la existencia como el mayor bien que poseemos –puesto que sin ella no puede darse ningún otro bien posible, como la vida, el amor, la amistad, la libertad, la paz…– y aceptamos que somos seres históricos –fruto de esta historia concreta tal y como sucedió y no otra–, estaremos inmunizados contra cualquier resentimiento histórico que pudiera colarse en hacerse un mal uso o un abuso de la memoria histórica. Sólo entonces desearemos que nos muestren y enseñen nuestra historia de la manera más objetiva posible. La historia familiar, grupal, nacional… con sus aciertos, errores, incluso las maldades e injusticias…, porque todo toma otro cariz al tener en cuenta que sólo esta historia –y no otra– ha posibilitado mi existencia. Es importante conocer la Historia, pero es muy diferente conocerla habiendo aceptado con gozo de antemano tanto sus alegrías como sus penas, que conocerla enrabiándose y rechazándola.
La Historia es maestra de vida, para que aprendamos a no repetir los hechos nefastos ocurridos y que hoy repudiamos. Hace falta saber filtrar todo aquello positivo y enriquecer este legado con nuestra actuación solidaria en el presente. Entendemos que es fecundo recordar y que es útil el esfuerzo de comunicar lo que sucedió a aquellos que acaban de irrumpir en la Historia. Creemos que el recuerdo de las víctimas no es nunca en vano, y que no es solamente una manera de hacerles justicia, sino de prevenir a las generaciones presentes y futuras del mal que puede sobrevenir. Esta aceptación dichosa de la Historia no implica, ni mucho menos, no reconocer que los males del pasado fueron realmente malos. Una cosa es la aceptación óntica [posibilidad de mi existencia] y otra, muy diferente, su aceptación ética. Es fundamental reconocer públicamente lo que ocurrió y que las instituciones que tuvieron especial protagonismo en aquellas atrocidades sean capaces de lamentarlo de una manera clara y diáfana, y no únicamente esto, sino que, además, velen por reparar los males que se derivaron de ellas.
Sentir la sorpresa de existir, junto con la vivencia que podríamos no haber existido, hace que brote de nuestro interior un sentimiento de alegría por ser, y es esta alegría la que ha de impulsarnos a trabajar con afán por reparar en la medida que sea posible el presente que vivimos. El gozo de ser con otros es el motor para la ardua tarea de edificar la paz en el momento presente.
Ámbito María Corral
Primera sesión:
«Presentación del Seminario» Jordi Cussó Porredón, Presidente de la Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU
«¿Existe una responsabilidad histórica?» Manuel Reyes Mate Rupérez, Profesor de Investigación del Instituto de Filosofía del CSIC
Resumen de las intervenciones de la primera sesión
Segunda sesión:
«La transmisión de la Historia como responsabilidad moral» Begoña Roman Maestre, Profesora de Ética de la Facultad de Filosofía de la Universidad de Barcelona
«Los medios como espacio y fábrica de la memoria» Francesc-Marc Álvaro Vidal, Profesor de la Facultad de Comunicación de la Universidad Ramon Llull
«Historia, convivencia y ciudadanía» Carlos Martínez Shaw, Catedrático de Historia Moderna de la UNED
Resumen de las intervenciones de la segunda sesión
Tercera sesión:
«Responsabilidad y Economía» Isabel Vidal Martínez, Profesora del Departamento de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona
«El pensamiento chino, antípoda cultural» Eugeni Bregolat Obiols, Embajador de España en Andorra y ex-embajador en la R.P. China
«Historia, memoria y política» Gabriel Cardona Escanero, Ex-militar, historiador y escritor
Resumen de las intervenciones de la tercera sesión
Cuarta sesión:
«Cuando las religiones confunden plenitud con totalidad» Xavier Melloni Ribas, Antropólogo y doctor en Teología
«Ideologías: ¿confrontación o diálogo?» Joan Rigol Roig, Presidente del Parlamento de Cataluña (1999-2003)
«De las identidades impermeables a las identidades porosas» Francesc Torralba Rosselló, Catedrático de Filosofía de la Universidad Ramon Llull
Resumen de las intervenciones de la cuarta sesión
Quinta sesión:
«La contribución de la investigación por la paz al ‘Desarme’ de la Historia» Maria Oianguren Idígoras, Directora de Gernika Gogoratuz, Centro de Investigación por la Paz
«Geopaz: un homenaje a la Historia de la Paz» Maria Viñas Pich, Directora de la Fundación Carta de la Paz dirigida a la ONU
«Acabemos la Historia en paz» Eduard Vinyamata Camp, Experto en Mediación y Resolución de Conflictos. Universitat Oberta de Catalunya
Clausura del Seminario. Xavier Badia Cardús, Director de la Oficina de Promoción de la Paz y de los Derechos Humanos de la Generalitat de Catalunya
Resumen de las intervenciones de la quinta sesión
Conclusiones. Elena Caballé Roselló, Gerente del Ámbito María Corral
Álbum fotográfico del XXVIII Seminario Interdisciplinar