Por Laura Muñoz Olivares
Psicóloga
Sevilla, octubre 2012
Foto: Creative Commons
Podríamos decir que la búsqueda de empleo es un trabajo en sí mismo, ya que supone un gran esfuerzo y requiere del conocimiento de técnicas y herramientas de búsqueda, de determinados estilos de comunicación, de redes de contactos, entre otros elementos.
En el actual contexto de crisis económica, esta tarea resulta difícil para cualquier persona, pero más aún para aquellas que se encuentran en un país extranjero. Esta es la situación en la que se encuentran muchas de las personas recién llegadas a nuestra sociedad y de las que han decidido migrar hacia otras latitudes.
Para solventar esta situación, en los últimos años han surgido en España numerosas iniciativas de apoyo a la inserción laboral. Entre otras cosas, estas entidades ofrecen asesoría para elaborar un currículum vitae, guían y acompañan en la búsqueda de empleo y aconsejan de cara a la entrevistas de trabajo. Sin embargo, esta labor se ve dificultada desde el inicio debido a lo que autores como Miguel Pajares han definido como un «marco institucionalizado de discriminación».
En el último Informe de Inmigración y Mercado de Trabajo publicado por el Ministerio de Empleo y Seguridad Social Pajares afirma que «la normativa de admisión de trabajadores extranjeros los canaliza hacia los trabajos menos requeridos por los nacionales, con independencia de cuál sea (su) nivel formativo».
En esta línea, Pajares afirma que la normativa para la renovación de las autorizaciones de residencia y trabajo obliga a las personas extranjeras a “aceptar cualquier trabajo para cumplir con el número de meses de cotización que la renovación requiere». Añade que el sistema de homologación de títulos supone otra dificultad para la inserción laboral de las personas inmigradas, ya que no se adapta a la situación actual de recepción continuada de inmigración.
Estos elementos crean un marco normativo que limita las posibilidades de inserción laboral de las personas extranjeras, empujándoles -con frecuencia- a aceptar empleos de menor rango profesional al que les correspondería por su nivel educativo y/o experiencia profesional. Asimismo, muchas personas extranjeras que ya han encontrado un empleo, con frecuencia son sufren situaciones de discriminación laboral debido a su origen, lo cual es aún más grave, ya que es considerado como algo «natural» dentro del entorno laboral del trabajador.
El lugar de trabajo es uno de nuestros principales espacios de socialización, por tanto es esencial para sentirnos parte de la comunidad en que vivimos. Así, cada vez más se extiende la necesidad de una concepción de la empresa como responsable dentro de la sociedad de la que forma parte, tomando una mayor relevancia la aplicación de políticas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC). En este marco, una de las principales propuestas son las políticas de Gestión de la Diversidad que consiste –en resumen– en valorar y aprovechar el potencial de un equipo de trabajo culturalmente diverso, capaz de aportar diferentes bagajes y puntos de vista en el trabajo que realiza.
Mientras en algunos países europeos la Gestión de la Diversidad es parte esencial en la gestión de recursos humanos desde hace tiempo, en España aún es un aspecto desconocido; sin embargo, las empresas que han optado por incluirlo dentro de su estrategia corporativa, observan cómo resulta de gran importancia al formar parte de un entorno cada vez más globalizado, con proveedores y clientes en distintas partes del mundo, y mercados internos cada vez más diversos.
El buen aprovechamiento de la diversidad necesita de estrategias de actuación. Con este propósito, Thomas Kochan, profesor de Organización Industrial de la escuela de Administración del MIT (Massachusetts Institute of Technology), destaca la necesidad de contar con un enfoque sistémico y sostenido, además de un compromiso a largo plazo, para gestionar con éxito la diversidad y generar valor a partir de ella. Según el autor: «El éxito se logra mediante una estrategia que considera la diversidad como una oportunidad para que todos los individuos de una organización aprendan unos de otros cómo lograr mejores resultados en el trabajo». Es por ello que debe ser una iniciativa de la propia dirección de la empresa y que cuente con su compromiso.
Incorporar las diferencias entre las personas que conforman el equipo de trabajo supone enriquecer la visión de la empresa y ofrece la oportunidad de poner en contacto diferentes formas de entender el puesto de empleo, ampliando el conocimiento de los integrantes del grupo. Como parte de la sociedad, el mundo laboral también debe asumir los cambios que atañen a su entorno social, creando equipos integradores y basando sus estrategias en una mentalidad abierta a la oportunidad que ofrece el contar con un conjunto de profesionales heterogéneo y diverso.