P0r Caterine Galaz i Valderrama
Doctora en filosofía y ciencias de la educación
Barcelona, junio 2013
Foto: Creative Commons
La adopción de niños y niñas y otras formas de crear vínculos familiares han estado presentes en muchas civilizaciones, incluyendo Grecia y Roma clásicas, India y China. No obstante, lo que ha cambiado con el paso del tiempo, son las motivaciones para crear estos vínculos.
La concepción legal actual, como una medida de ”protección de la infancia”, es reciente. En la Convención de Derechos de la Infancia de las Naciones Unidas de 1989, se reconoce a la infancia como sujeto de derechos, a quien las personas adultas y los Estados deben proteger. Así, la adopción pasa a ser considerada como una medida de protección que pretende subsanar una situación de orfandad o desamparo, asumiendo que las relaciones familiares son una necesidad básica en la infancia, de lo cual se deriva el derecho a vivir en familia.
La visibilidad en España de este proceso ha estado marcado por la promulgación de la ley 21/1987 que considera la adopción no como un acto privado, sino como un sistema de protección a la infancia ratificado por el Convenio de La Haya sobre Adopción Internacional de 1995. Sin embargo, pese a que el derecho establece la protección del niño y la niña, el alto índice de adopciones nos habla también de cómo a nivel social se ve esta opción como una vía para acceder al deseo de conformar una familia. Tener hijos sigue pareciendo un imperativo social implícito en muchas sociedades a nivel mundial.
Esta tendencia se puede corroborar con el número total de adopciones internacionales. En España alcanzó su máximo en el año 2004, después de un aumento constante de las cifras anuales desde la década de 1990. Ya hacia esa fecha, España se convertía en el segundo país del mundo con más adopciones transnacionales (el primero era Estados Unidos) y el primero por número de habitantes.
Es importante indicar que los padres y madres adoptivas toman esta decisión por diversos motivos que pueden ir desde la infertilidad biológica, ante lo que la adopción es una vía para poder constituirse como “familia”, pasando porque otros desearon hacer crecer su familia en un momento en que biológicamente no podía concretarse, hasta por motivos de justicia social hacia la infancia desprotegida.
No obstante, la “cultura de la adopción” sigue aún en pañales y muchos padres desconocen las consecuencias a largo plazo de esta decisión, tanto para sus hijos como para sus familias. A nivel social tampoco existe una maduración sobre el tema y no siempre se manifiesta comprensión frente algunos signos que no se consideran apropiados de parte de los niños y adolescentes adoptados. Asimismo, siguen existiendo prejuicios y estereotipos culturales que dificultan también la buena inserción social de estas personas.
Por otro lado, es importante considerar el marco social en que se mueven muchos padres: en muchos contextos sociales existe una sobrevaloración, no siempre explícita, de la maternidad y la paternidad como valor fundamental por sobre otras formas de realización, lo que también genera una cierta valoración-desvaloración social cuando esta meta es o no alcanzada.
De esta manera, comprender el punto de inicio desde donde los padres y las madres adoptan, es importante porque las expectativas, deseos, sueños, emociones que poseen los padres, dependiendo del caso, cambiará y, por tanto, también la forma de afrontar el proceso de des-idealización de la adopción que se da a medida que pasan los años de convivencia con los hijos e hijas y aparecen diversas problemáticas y dificultades. Esta des-idealización puede ser necesaria también en algunos casos de maternidad biológica cuando son excesivas las expectativas sobre los hijos.
Los padres y las madres que optan por la adopción pueden llegar a una cierta sobre-idealización de los hijos que desean tener, debido precisamente, a las dificultades de conseguirlo, lo cual puede provocar a largo plazo, desilusión al ver que en la cotidianidad éstos pueden ser diferentes a lo esperado, pueden manifestar problemáticas diversas de adaptación intrafamiliar y social, o su presencia ha cambiado la dinámica familiar que se llevaba. ¿Cómo afrontar este choque entre expectativas sobre los hijos y lo que realmente pasa en el día a día cuando tenemos a nuestros hijos adoptados?
Algunas personas especialistas en la temática recomiendan hacer un proceso de reflexión profundo sobre esta opción y sobre las consecuencias futuras que implica. Aunque no existen recetas, pueden probarse algunas estrategias que algunas familias ya han seguido anteriormente, para gestionar los problemas de identidad y adopción a lo largo de la vida a medida que padres e hijos se los van encontrando. Caminos que van desde el apoyo externo recurriendo a un especialista, conectarse con otros padres y madres adoptivos/as, crear rituales familiares hasta establecer conexiones con la cultura de origen de su hijo o hija adoptiva, entre otros.
Las experiencias pre-adoptivas de un niño o niña (carencias afectivas, aceptación del abandono, malos tratos, entre otros) pueden hacer que el niño o la niña sienta una amenaza en su seguridad personal. La falta de estimulación inicial o de contacto físico y emotivo en los primeros estadios biológicos puede afectar a la larga también el desarrollo del lenguaje del cariño, la comunicación o las relaciones sociales.
De esta manera, en los niños y las niñas adoptados/as adquiere además gran importancia su historia previa a la adopción así como sus posibilidades de vinculación temprana como elementos principales para asegurar su estabilidad afectiva y emocional. Así, muchas de las conductas de los niños se deben comprender en clave emocional. Es importante, según expertos, que los padres, y también los educadores desarrollen habilidades de gestión emocional, empatía y de asertividad para enfrentarse a las diversas etapas que implica la adopción.
Información de interés:
Por amor a mi familia. La fuerza emocional del vínculo con nuestros padres. Eva Bach y Cecilia Martí. Plataforma Editorial. 2012
La adopción y el acogimiento familiar. P. Amorós. Madrid, Narcea. 1987.
La aventura de convertirse en familia. B. San Román. 2005 Adopción y escuela. B. San Román. 2010.
Adopción y vínculo familiar. Crianza, escolaridad y adolescencia en la adopción internacional. V. Mirabent y E. Ricart. Paidós. Barcelona.2005.
Hijos del corazón. Guía útil para padres adoptivos. J. Angula y J.A. Reguilón. Temas de Hoy. 2001
La aventura de convertirse en familia (http://postadopcion.org/libro-la-aventura-de-convertirse-en-familia/)
Comprender a los hijos adoptados (http://www.psicodiagnosis.es/areageneral/claves-para-comprender-a-los-hijos-adoptados/index.php)
Apoyar a niños adoptados (http://www.buenostratos.com/2012/01/como-ayudar-los-ninos-adoptadosacogidos.html)