Por Isolda Puigví
Terapeuta natural
Barcelona, enero 2013
Foto: Creative Commons
Uno de los problemas que vive la sociedad actual es el estrés. Vivimos sometidos a una estructura social que obliga a llevar un ritmo ajeno a nuestras necesidades reales.
Si preguntamos a cualquier persona dirá que para vivir es necesario trabajar y, tiene razón, pero, por otro lado, no dirá que para vivir es necesario tener salud, amar, tener ilusión, ganas de existir, autoestima y un conocimiento especial de uno mismo, que es con quien pasamos más horas cada día. El cuerpo nos habla y nos da pistas.
El acelerado ritmo que llevamos, lleno de obligaciones, nos conduce a tener miedo de perder lo que hemos conseguido. Y las preocupaciones inundan la mente y agotan el cuerpo. Éste necesita los sentidos y una lógica y unos impulsos producidos por una química que existe y que es fruto de unos órganos que metabolizan lo que ingerimos.
Una cosa que he experimentado y aprendido día a día en mi trabajo es que las personas somos aquello que hacemos, comemos, sentimos y pensamos. Una de las reacciones de nuestro cuerpo es la capacidad de superación y la fuerza de voluntad. Por ejemplo, todos sabemos que si no hacemos deporte el cuerpo se oxida y engorda, sobretodo si comemos aquello que no conviene. Y si no dormimos las horas necesarias, la mente no está clara ni pueden tomar decisiones acertadas.
También sabemos que los excesos son fuente de enfermedades, y también interviene la falta de información, por ejemplo, en muchos problemas corporales, como la higiene postural o los productos correctos que deben ser ingeridos en los horarios correctos. ¿Sabíais que si uno come harinas “pan y derivados”, quesos, leche, huevos, etc., después de las seis de la tarde el cuerpo las metaboliza en grasas o en azúcar y no puede eliminar adecuadamente estos productos?
¡A mi me fascina el cuerpo humano! Hace años que trabajo y trato el cuerpo y cada vez me sorprende más. Es un eterno aprendizaje. ¿Sabíais que hacer deporte es tan sano como malo? El cuerpo segrega adrenalina y endorfinas, que son unas drogas naturales propias del cuerpo humano, más potentes que cualquier otra droga. Unas te dan energía, ganas de hacer cosas, alegría… y las endorfinas mitigan el dolor y la fatiga ante el cansancio; además son gratis. Pero el ser humano no entiende de puntos intermedios, y tanto la adrenalina como las endorfinas, si se segregan exceso, conducen a un incremento desmedido de la actividad. Por ejemplo, si deseas hacer más y más deporte puede generar casi una adicción.
Yo me dedico a la medicina natural, holística, que engloba cuerpo, mente y espíritu. Para mi estas tres cosas van juntas, ya que el cuerpo solo no sería nada. Es el conjunto del maravilloso milagro del nacimiento. El cuerpo también son millones de células que son sin duda las receptoras más grandes que reaccionan según la información recibida.
Hay distintos elementos que influyen en la salud del cuerpo: levantarse pronto y desayunar sentado, comer avena con plátano o con yogur, una infusión o zumo de naranja… Esta sería una forma de empezar bien el día; después ir al trabajo con expectativas positivas de que el día saldrá bien, que lo podemos vivir a fondo… y el cuerpo se beneficia.
Según como encajemos las cosas, vivimos y generamos un bienestar corporal o no, generamos enfermedades según la información genética que llevamos o según cómo vivimos. Nuestro cuerpo reaccionará bien y tendrá un mejor envejecimiento.
Lo que creo que es bueno y considero muy importante es escuchar el propio cuerpo, respetar los tiempos, expresar aquello que la persona necesita transmitir y ser fiel a uno mismo. De esta forma el cuerpo, la mente y el espíritu avanzaran igualmente y harán la vida más agradable.
Publicado en la Revista RE