Por Toni Rubio Nicàs
Educador social y UCAE
Barcelona, marzo 2014
Foto: Anna Mata
En mayo de 2013, en este mismo espacio de la página web del Ámbito se publicó un artículo mío con el título “Los niños tutelados y la escuela” en el que hacía una pequeña exposición de la situación en que viven los niños tutelados en su relación diaria con la escuela y, por tanto, con sus compañeros, los profesores y el proceso educativo. Una relación emocionalmente descompensada y, generalmente, poco conocida y reconocida por los profesionales que les acompañan en ese camino.
En aquel artículo decía: «Son niños que han tenido que dejar su entorno, su espacio y su familia. Niños que tienen que adaptarse a una nueva situación, a nuevos lugares y a nuevas personas. Se sienten inseguros y solos en el proceso y en su pérdida. Y es en este nuevo camino que los educadores y agentes sociales tenemos un papel muy importante. Debemos acompañar y ayudar a reconstruir, y la escuela forma parte importante y activa en todo este proceso».
Las palabras, sin embargo, deben ir respaldadas por actos, y los actos, por contenidos. Y éstos llegaron de las aportaciones de los profesionales que, gracias a su experiencia, facilitaron que el pasado 3 de Octubre se abriese un camino de diálogo y un espacio de intercambio entre los distintos agentes sociales que participaron en las I Jornadas Interdisciplinarias, bajo el título de “Los niños tutelados en la escuela”.
Durante un día de trabajo, unos sesenta profesionales estuvimos buscando fórmulas para poder acompañar a nuestros niños en el difícil viaje de reconstrucción de sus vidas, de la manera más profesional y, por lo tanto, más coordinada y participativa posible.
Los distintos espacios de trabajo posibilitaron el diálogo en torno a cuatro temas que nos preocupan especialmente: a) La necesidad de crear un protocolo de atención al niño al llegar a la escuela; b) La importancia de crear una figura de acompañamiento para facilitar la atención, la inclusión y la aceptación del niño en la escuela y en su grupo clase; c) La manera de tratar los conflictos en el aula. Quién aborda la situación, cuándo y cómo; y d) Prioridades: ¿es realmente importante la materia curricular? Las emociones.
Después de escuchar las diversas exposiciones de los ponentes y de participar activamente en las distintas aulas de debate, fue posible recopilar unas conclusiones. Éstas, junto con las ponencias, se pueden encontrar en el enlace: http://jornadesalocs.blogspot.com.es. Me atrevería, no obstante, a sintetizarlas brevemente.
Debemos conocer al niño para saber cómo acompañarle. Debemos facilitarle referentes que le ayuden en su inclusión en la escuela y en su grupo. Tenemos que escucharle y, sobre todo, ayudarle en la gestión de sus emociones. Los distintos profesionales que trabajamos con él debemos estrechar lazos entre nosotros y la familia para facilitar todo el proceso.
Pero, principalmente, estas jornadas también han servido para reafirmar entre todos la importancia de hacer que prevalezca la flexibilidad por encima de la rigidez, la coherencia por encima de la imposición, y la necesidad de que la escuela sea lo suficientemente inclusiva como para saber facilitar, acompañar e integrar de una manera mucho más individualizada.