Ivan Pera, moderador de la 214 Cena Hora Europea, organizada el pasado jueves 16 de abril por el Ámbito Maria Corral, habló del concepto de resentimiento como obstáculo y presentó diferentes tipos de resentimientos y su génesis.
La primera aportación fue a cargo de Jordi Cussó, economista y director de la Universitas Albertiana, que hizo referencia a la Carta de la Paz dirigida a la ONU, un documento escrito hace más de veinte años, que uno de los temas clave que recoge, es el del resentimiento como obstáculo principal si queremos lograr la paz, puesto que el resentimiento es «revivir una misma emoción, volver a sentir y a vivir una vivencia que de alguna manera ya se ha vivido, que se asocia a una emoción tóxica y expresa un sentimiento de hostilidad respecto al otro u otros». Remarcó que la Carta de la Paz señala dos tipos de resentimientos. Por un lado, los históricos, es decir, aquellos que se han producido por hechos acaecidos antes de nuestro engendramiento, que son calificados como absurdos porque, si resentimiento es revivir una cosa que hemos vivido o que hemos visto y si es también radicalizar una emoción que yo he tenido, la pregunta es como puedo revivir lo que pasó cuando yo no estaba. La Carta dice que «un resentimiento es absurdo para la paz; no dice que lo sea para la guerra, puesto que normalmente los resentimientos son absurdos para la paz, pero sí que contribuyen mucho al conflicto». La Carta dedica los puntos I, II, III, IV y VIII a saber como tratarlos y gestionarlos. Por otro lado, la Carta señala cuales son aquellos que se generan en el presente, a lo largo de la vida, y que son el resultado, por ejemplo, de un desprecio, de un agravio comparativo, de una situación de injusticia o de un sufrimiento vivido porque se es víctima de una situación o de otra. El documento dedica los puntos V, VI, VII, IX y X a ver también como tratarlos y gestionarlos.
Cussó, ante la pregunta de cómo gestionamos los resentimientos, explicaba la importancia de los agentes educativos, de los narradores del pasado y de cómo ser transmisores para las nuevas generaciones de posibles procesos de reconciliación.
Jordi Palou-Loverdos, director del Memorial Democrático de la Generalitat de Cataluña, mediador y consultor en la resolución pacífica de conflictos, presentó su aportación con tres puntos a tratar: primero, sobre la percepción de la agresión; segundo, sobre la memoria histórica; y tercero, sobre el agresor y la víctima. Dijo que «desde las perspectivas de las conciliaciones y mediaciones, por ejemplo, en justicia juvenil, acostumbramos a explicar si la agresión se produce puntualmente, si es de forma sistemática o si se produce en el marco de una relación, ya sea personal, familiar, vecinal o de pueblo. La misma agresión, el mismo ataque o la misma percepción de agresión, objetivamente la misma, se vive y se tiene que gestionar de una manera diferente si hay una relación previa entre las personas que de alguna manera se ven afectadas en este episodio o si no la hay. ¿Qué efectos tiene? Pues, básicamente, que al producirse la agresión empieza a alimentarse el resentimiento y hay una reactivación potente de la razón, de la parte analítica de la mente. Si repasamos internamente qué nos pasa cuando vivimos esta experiencia, la mente lo que quiere es tener la razón. Por lo tanto es una actividad mental y analítica que se dirige a obtener la razón. Junto a esta actividad mental y analítica se produce una de tan importante como la otra, relacionada con las emociones y los sentimientos.»
Ante estas situaciones, Palou-Loverdos proponía un motor de cambio: la vía maestra, porque con las personas con las que tenemos diferencias y a quienes tenemos resentimientos, sea en el ámbito personal, familiar o en otro, es exactamente la vía maestra la que tiene que enseñar la transformación, no la que tiene que hacer el otro, sino la que tenemos que hacer nosotros. Dijo: «Quizás hemos sufrido una agresión y ha sido injusta, pero con el resentimiento existe la expectativa del cambio del otro; como yo quiero tener razón, el que tiene que cambiar es el otro. Esto es absurdo, porque es algo que está fuera de nuestro control. Lo que sí podemos hacer es realizar pequeños cambios en nosotros. Un cambio deseado en este caso, sí que se puede constituir como una vía maestra.» También comentó sobre diferentes actos organizados desde el Memorial Democrático.
Rodrigo Prieto Drouillas, doctor en psicología social, cofundador y director del Instituto Diversitas, hizo su aportación desde tres posiciones: desde la psicología social, donde puso énfasis en los estereotipos; desde la experiencia de quien actualmente realiza, intervención social sobre el terreno, en la promoción de una convivencia positiva y ciudadana; y también desde los medios de comunicación. Se preguntaba de donde vienen los estereotipos y cómo se construyen y se transmiten. «Al hablar de resentimientos desde una perspectiva individual –decía– nos referimos a personas con unos sentimientos que se van masticando y que cada vez reviven más. Y desde el ámbito social, forman parte de varios colectivos que quizás no han elegido o que se encuentran por azar, sin elección o de otras formas, a partir de la propia decisión de la que quieren formar parte.»
Prieto expresaba que ante resentimientos colectivos era necesario crear «actos simbólicos, puesto que a menudo se construyen discursos que legitiman las posiciones de las personas que tienen resentimientos de agravio. Legitimar a través del simbolismo es muy poderoso y a menudo muchas personas y colectivos que viven intensamente los resentimientos, lo que necesitan para poderlos superar es justamente este reconocimiento público, simbólico, de crear discurso, crear imaginario y legitimar públicamente este agravio.» Compartió algunas actividades y dinámicas realizadas en diferentes grupos y orientadas a trabajar los estereotipos y a como gestionar los resentimientos, porque muchos de los que tenemos son heredados, precisamente, por estereotipos que nos han llegado por diferentes mecanismos, desde los medios de comunicación o por la historia, a través de enciclopedias, diccionarios, clases recibidas, etc.
La última aportación fue a cargo de Begoña Román Maestre, profesora de ética de la Facultad de Filosofía de la UB y presidenta del Comité de Ética de Servicios Sociales de Cataluña, que concretaba que «el resentimiento es propio de nuestra condición humana, porque es de mamíferos sociales y vulnerables. Esto quiere decir que forma parte de nuestro ser humano, saber que hemos tenido, tenemos y tendremos resentimientos, por el hecho de tener la condición de ser seres sociales, mamíferos, que nacemos en comunidad y que somos heribles y frágiles. Es decir, nos hacemos daño y hacemos daño.» Ante varias definiciones del resentimiento explicitó que hay dos posibilidades para luchar contra él: «una es la inteligencia, puesto que basta con ser inteligente para darse cuenta de que no vale la pena vivir resentido y, por lo tanto, aquí hablaríamos de una dimensión más terapéutica para sacarnos resentimientos y evitarlos porque no proporcionan una buena vida.»
Román trató los resentimientos desde la ética a partir de la pregunta: ¿cómo darnos cuenta y tomar conciencia de los resentimientos que sufrimos? La respuesta ante el resentimiento que se sufre y se vive desde el odio, el malestar, el rencor… es hacer «un relato hacia la verticalidad; hay que ir hasta el final y tocar fondo. Esto implica coraje. Pero, a veces, en lugar de hacer esto y, por lo tanto, sin darnos cuenta de las causas, lo que hacemos es buscar gente que nos dé la razón. Buscamos amistades para compartir resentimientos contra alguien.» Para acabar remarcó que «cuando una persona es escuchada en su historia se siente incorporada a un relato colectivo y, a la vez, experimenta una unidad narrativa de vida que liga presente, pasado y futuro. Esto me liga a mí con los otros, que son interlocutores válidos que me han dado un lenguaje y la posibilidad de compartir lingüísticamente, con unas estructuras, todo aquello que nos convierte realmente en seres capaces de superar cualquier cosa porque somos diálogos, el logos a través de todos nosotros.»
Las intervenciones de los ponentes permitieron una seria reflexión sobre como gestionar los resentimientos, que requiere que seamos conscientes de ellos, para podernos liberar y conseguir así una convivencia en paz.
Ámbito Maria Corral