Por: Sofía Gallego
Psicóloga y pedagoga
Barcelona, abril 2016
Foto: Creative Commons
Como consecuencia del inicio del proceso de matriculación en las escuelas públicas y concertadas, ha aparecido en la prensa la información que debido a la previsión de la demanda, la Administración Pública se verá obligada a reducir el número de plazas en la etapa de la educación infantil. En cambio, será necesario aumentar el número de plazas en la educación secundaria. La noticia, sin embargo, merece más atención de lo que parece en un primer momento, pues podría interpretarse el hecho como un simple transvase entre etapas de la oferta educativa.
La reducción de plazas en la primera etapa educativa tiene una significación especial: la baja tasa de natalidad. Una de las principales riquezas de un país son las personas que lo forman. Los niños de hoy son los adultos de mañana, las personas que llevaran el país adelante, las personas que trabajarán y crearán riqueza que será redistribuida entre los ciudadanos más desfavorecidos. En otras palabras, serán o son el recambio de los adultos de hoy, pero si no hay recambio, ¿cómo se podrá construir el futuro de la nación?Este argumento, que a priori parece tan evidente, resulta que no lo es para todos.
Los políticos y otras personas responsables del futuro, posiblemente demasiado abrumados por la inmediatez y el presente olvidan, desde hace muchos años, el futuro. Sin personas parece que el porvenir es incierto, por no decir inviable.
Esta situación no es un problema específico de nuestro país, está prácticamente en todas las sociedades occidentales con un cierto nivel de bienestar, donde la tasa de natalidad tiene una cierta tendencia a disminuir y esta puede ser la razón por la que los gobiernos de estos países diseñan e implementan políticas a fin de incentivar el número de nacimientos. No es mi intención –ni este es el lugar–, hacer una comparativa entre nuestro país y otros de la misma cultura y nivel de vida, referente a la implementación de políticas de protección a la familia, pero ciertamente que nuestro país saldría bastante perjudicado.
Cuando se abogan las políticas de protección a la familia, no hay que pensar única y exclusivamente en facilitar ayudas económicas a las familias o mujeres solas que tienen hijos, sino que también hay que diseñar intervenciones más sutiles, como por ejemplo medidas para facilitar la conciliación de la vida familiar con la profesional.
La consideración de la carrera profesional de la mujer, que a menudo se convierte en un freno a la maternidad, merece un apartado especial. ¿Cómo puede la mujer conjugar profesión y maternidad sin tener que sacrificar uno de los dos aspectos? La vida profesional se desarrolla en una empresa, ya sea pública o privada, sin olvidar las personas que son empresarias de ellas mismas (auto ocupación). En el primer caso, la empresa pública, existen algunas medidas dirigidas principalmente a la conciliación familiar y profesional, pero en los otros tipos de empresa las medidas son prácticamente inexistentes y, en especial en las pequeñas y medianas empresas en las que, con un reducido número de personal, se hace muy difícil la implementación de cualquier medida. Nuestro tejido empresarial está especialmente constituido por pequeñas y medianas empresas, por lo tanto se necesita un tipo de intervenciones que sean viables en estas últimas.
La previsión de servicios es otro de los apartados a considerar en las medidas de protección a la familia: jardines de infancia con horarios flexibles y amplios, sin que eso signifique que los niños tengan que estar ahí desde las ocho de la mañana hasta las ocho de la tarde; simplemente que se adapten a los horarios laborales de los padres; y lo mismo se puede decir de las escuelas de primaria, porque la protección a la familia va más allá de la primera infancia del niño.
Cuando se habla de protección a la familia se corre el riesgo de considerar solamente las primeras etapas de la vida, pero hay que pensar también en las personas mayores o enfermas, que también forman parte de la familia, pero eso será tema para otra ocasión.