Por Elisabet Juanola Sória
Periodista
Chile, julio 2017
Foto: Creative Commons
El total de personas que puede ejercer el derecho a votar en Chile es de 13.573.000 según el Servel (Servicio Electoral de Chile www.servel.cl). Chile se prepara para una nueva elección presidencial este año 2017. En las anteriores elecciones municipales, en octubre del 2017, el absentismo fue del 65%. Es decir, votó un 35% de chilenos, que se mire como se mire es una minoría y que convirtió Chile en el país con el índice más alto de abstención del mundo. Seguido de Eslovenia con casi 58%, Mali con 54%, Serbia, Portugal i Lesoto entre el 54% y 53%. El absentismo elevado se produce, aunque a niveles menores, en muchos otros países.
¿No votar es una manera de participar? ¿No votar es una manera de protestar? ¿No votar es una manera de evadirse? ¿No votar es una manera de quitar poder a los que lo quieren tener? Seguramente es un poco de cada y también de otras posibilidades que no contemplamos ahora. Pero, las cifras de absentismo son un dato importante que habla por sí mismo. Según diferentes personas entrevistadas en los medios de comunicación sobre su opinión respeto a este fenómeno, algunos argumentan no tener interés en votar y otros afirman no creer en los políticos ni en el sistema de gobierno, declarando que el interés de los que están en el poder es llenarse los bolsillos.
Es muy larga la lista de situaciones de fraude, mal uso de información económica, aprovechamiento de influencias, sobornos, malversaciones y otros delitos de corrupción cometidos por personas que ocupan o han ocupado cargos políticos.
El Comité Oscar Romero-SICSAL-Chile, en setiembre del año 2016, difundió el documento Espiritualidad cristiana y elecciones municipales que invita a participar en las inminentes elecciones municipales de octubre de aquel año como una manera de ejercer una acción transformadora frente a la opresión económica que vive la gente en Chile. Un parágrafo del documento dice: «A partir de la década de los setenta, las empresas multinacionales se han constituido como una fuerza económica mundial, sobreponiéndose al poder de los Estados y al control de las sociedades. Esto ha desembocado en la pérdida de contenido de las democracias, lo que se ha traducido en la transformación de los partidos políticos en movimientos de divulgación ideológica neoliberal a la espera de retribuciones para que el sistema democrático no funcione, ni la desfiguración del papel de los intelectuales i la despolitización de los pueblos.»
Según el Banco Central de Chile, la relación de carga financiera sobre el ingreso disponible (RDI) de los chilenos es la más alta del OCDE con un 38%. Otro dato dice que hay 10,9 millones de personas endeudadas, de las cuales 4 millones son morosas, es decir, atrasadas en los pagos con los consecuentes intereses que las empresas de cobros aplican. El salario mínimo en Chile es, aproximadamente, de 331 euros y un 50% de trabajadores obtiene menos, aproximadamente, de 403 euros mensuales, lo que significa que si esta entre este número de personas endeudadas, le quedan 198 euros para el mes. Todos estos datos hacen pensar que un número importante de personas tiene muchas restricciones económicas, malvivir, persecución financiera y autentica opresión para proyectarse en la vida.
Las próximas elecciones son una nueva oportunidad de participar, además de votar y formar parte activa de procesos ciudadanos y construcciones de vida comunitaria.