Àmbit Maria Corral
Barcelona, febrero 2018
Foto: Ita Amigó
El jueves 15 de febrero el Àmbit Maria Corral organizó la 228 Cena Hora Europea con el tema «El sentido ético de la comunicación». Fue un homenaje a Joan Viñas Bona, con motivo del centenario de su nacimiento, y a su hijo Francesc Viñas Rexach, promotor, junto con Alfred Rubio, de las Cenas Hora Europea.
Jaume Aymar, colaborador del Ámbit Maria Corral y moderador de la Cena, recordó al comunicador Joan Viñas Bona, que trabajó mucho para la infancia y la gente mayor. Fue muy famoso por la popular Campaña Benéfica de Radio Nacional, junto al señor Dalmau, dedicada a la infancia. Fue pionero del Movimiento Vida Creciente, un apostolado para la gente mayor. Fue hombre de radio, locutor y rapsoda, y también hombre de televisión. «Fue de aquellas personas que hacen que pasen cosas.» El doctor Alfred Rubio le pidió que fuera director del Àmbit Maria Corral, y lo fue casi vente años, desde el año 1980 al 1999. «Joan era un maestro de la palabra, de la locución, del relato y de la improvisación.» Además, escribió artículos y el libro La Radio por dentro. También recordó a Paco Viñas, dedicado al mundo de la comunicación eclesial en Bogotá y fue el primer director de Radio Estel. Casado con Fina Casas y padre de dos hijas, María y Karen. Colaboró en los orígenes del Àmbit, en la promoción de las Cenas Hora Europea y otros proyectos. Era un admirador de su padre y autor del libro Joan Viñas Bona. El goig de viure. «Joan y Paco eran dos comunicadores que espontáneamente vivían el ethos de la comunicación.»
Jaume Aymar para iniciar el tema de la Cena y presentar a los ponentes dijo que: «Los medios de comunicación ayudan a hacer desaparecer la frontera entre la realidad y la ficción». La primera aportación fue a cargo de la doctora en comunicación Leticia Soberón, que consideraba Joan Viñas su primer maestro de la comunicación que lo vivió como una vocación. Y recordaba a Francesc, que consideraba como otro maestro que ella admiraba porque de alguna manera había seguido sus pasos profesionales. Habló sobre la comunicación globalizada y sus valores prioritarios: «Todos queremos que haya ética de la comunicación. Esto no es nada fácil porque la ética es un desafío cotidiano. La principal característica de la comunicación es la hiperconexión transmedia. Todo el mundo está conectado todo el día y a través de muchos medios, lenguajes y soportes, de tal manera que podemos decir que nos invade la comunicación». Un valor aportado es que hay acceso amplio a la información, además de un valor artístico. Pero resaltó que hay un valor necesario, el silencio. Otra característica es que la comunicación está fraccionada por islas comunicativas: edad, temática, lengua, ideologías y creencias. «Las redes sociales nos atraen porque nos dan la sensación que pertenecemos a algún grupo.» El valor necesario es entender que hay otras tribus y para ser conector y conseguir enlazar estas islas hace falta respeto. Y la última característica es que es participativa, ya que todos pueden compartir cosas que otras ven». Esta masiva participación hace que crezca la responsabilidad. Por lo tanto el valor que se necesita, aparte de una exigencia de rigor, es una responsabilidad social. Finalmente, ante este panorama de valores y desvalores, propuso la pedagogía del silencio y del pensamiento, y una pedagogía de la conversación.
El periodista Albert Sáez, comentó que Joan Viñas fue su primero jefe: «El primer trabajo que tuve fue gracias a él. Después en la vida has tenido otros jefes y profesores, pero cuando pienso en el señor Viñas, la palabra que me viene en mente es maestro, que es a quien intentas imitar.» Ahora aún hay tres cosas que hago imitándolo: una es leer las esquelas de La Vanguardia a primera hora de la mañana. La segunda es guardar las cartas que recibes y la copia de las que envías. Aquí hay una idea de conversación, el guardaba las conversaciones que tenía. La tercera cosa que intento imitar es que nunca encontraba que nada fuera imposible. Esta idea tiene que ver con la esperanza, ya que la gente que piensa que las cosas se pueden hacer, es gente esperanzada. Sobre el tema de la Cena resaltó que: «El mundo de la comunicación, tal como lo entendemos, es una revolución, ya que a los medios de comunicación les ha salido competidores, las redes sociales tecnológicas. Esta es una realidad que está cambiando el paradigma de la comunicación, la manera como circulan las noticias, ideas, la influencia, la publicidad…». Estamos viviendo un cambio y el elemento sustancial es el apoderamiento del público. Tenemos mucho más poder en las redes sociales del que ya teníamos en los medios. Además, en el mundo de la comunicación ya no podemos hablar en tercera persona, ya que algunas de las cosas que pasan son nuestra responsabilidad: «La suma de nuestras responsabilidades individuales». Otro elemento es ver que la comunicación es sobre todo la conversación que requiere una cierta pedagogía y una cierta predisposición de los que participan. Habló del concepto de multitudes inteligentes: «En las redes la decisión individual de cada uno es la que acaba conformado la decisión del conjunto, por lo tanto hay inteligencia a la suma. Es decir, si abordamos nuestra participación desde esta ética de la responsabilidad, la multitud puede ser más inteligente». Acabó comentando que las redes te permiten estudiar los comportamientos y no las opiniones y afirmó que necesitamos pedagogía y ética de la complejidad, resolver los problemas dentro de su complejidad.
La última aportación fue a cargo del filósofo Francesc Torralba que focalizó su reflexión en la ética y en la verdad en los procesos comunicativos, ya que aquí está el fundamento de la credibilidad. Si no se apuesta por la verdad y la credibilidad, se perderá la confianza del público. «Tenemos que evitar aquella lectura maniquea que consiste en ver sólo en las redes la mezquindad humana, la insensatez, la absurdidad… sino que hay claroscuros.» Subrayó la cuestión de la verdad: «Lo que hay de común en los códigos de ética es el principio de veracidad, quiere decir que esperamos que el emisor diga la verdad. A veces, el principal cómplice en la mentira es el receptor que no quiere saber la verdad». Aclaró qué quiere decir ‘decir la verdad’. Cuando pedimos la verdad queremos que nos digan aquello que ha sido, pero decir lo qué ha pasado es muy complejo. Comentó tres posiciones: la posición escéptica, todos los relatos son igualmente legítimos, ya que nadie sabe realmente qué pasó. La actitud ingenuamente optimista que se olvida de las perspectivas y de la complejidad. Pero, la buena mirada es la perspectivista, ya que explicamos aquello desde la perspectiva donde estábamos. Esto lleva a diferentes conclusiones: no nos podemos fiar de una única fuente, además, se tienen que evitar los extremos. Afirmó que: «La red ha permitido la democratización del servicio. Es esencial la brújula para que haya la posibilidad de orientarse y no perderse en este océano, y discernir, saber qué fuentes son más puras y cuales están contaminadas. Esto permite un acceso al saber que antes estaba vetado». También habló sobre la postverdad: «Es un eufemismo de mentira que nos resulta inaceptable y por eso aun preferimos una palabra más dulce de escuchar. La palabra ‘post’ quiere decir aquello que viene después, y qué viene después de la verdad? Si no viene la verdad, viene la mentira. La postverdad significa que aquella noticia no tiene como principio básico decir la verdad, sino suscitar una emoción, pero lo que interesa menos es decir la verdad».
La directora del Àmbit, Assumpta Sendra, hizo un brindis de gratitud por la vida del Sr. Joan Viñas y de Francesc, por su espíritu entusiasta y la huella que dejaron en el Ámbit y que a pesar de que ellos no están, su recuerdo los anima a continuar. Durante el coloquio, la participación de los asistentes permitió, aún más, poder profundizar sobre el sentido ético de la comunicación. Agustí Viñas hizo referencia a su padre Joan y a su hermano Paco resaltando que el significado de amar en la vida es hacer actos de estimación. Estaba agradecido a su padre que aceptó sin pensárselo ser director del Àmbit. Y Fina Casas, esposa de Paco, dio las gracias al Àmbit por la organización de la cena, a los ponentes y a los asistentes. Y tuvo un especial recuerdo para Alfred, Paco, el abuelo Joan y la abuela Annita. El presidente del Ámbit, Josep M. Forcada, cerró la Cena dedicándole unas palabras a cada ponente sobre el tema tratado y también unas palabras de agradecimiento y reconocimiento hacia Joan Viñas y Francesc.