Jaume Aymar recordó, en esta Cena homenaje con motivo del centenario del nacimiento de Joan Viñas Bona (1918-2002), que: «El comunicador Viñas trabajó mucho por la infancia y por la gente mayor. Fue pionero del Movimiento Vida Creciente, un apostolado de la gente mayor. Hombre de radio, locutor y rapsoda, y también hombre de televisión. El señor Viñas era un maestro de la palabra, de la locución, del relato y de la improvisación. También recordó a su hijo Francesc Viñas Rexach, dedicado al mundo de la comunicación eclesial en Bogotá y primer directo de Radio Estel. Casado con Fina Casas y padre de dos hijas, Maria i Karen. Colaboró en los orígenes del Ámbito, en la promoción de las Cenas Hora Europea i otros proyectos. Era un admirador de su padre i autor del libro Joan Viñas Bona. El goig de viure. Joan y Francesc fueron dos comunicadores que espontáneamente vivian el ethos de la comunicación. Los medios de comunicación ayudan a hacer desaparecer la frontera entre la realidad y la ficción.»
Leticia Soberón consideraba Joan Viñas como su primer maestro de la comunicación, ya que la vivía como una vocación. Recordaba a Francesc también como un maestro al que ella admiraba porque de alguna manera había seguido sus pasos profesionales. Sobre la comunicación globalizada y sus valores prioritarios resaltó que: «Todos queremos que haya ética de la comunicación. Esto no es nada fácil porque la ética es un desafío cuotidiano. La principal característica de la comunicación es la hiperconectividad transmedia. El mundo entero está conectado todo el día y a través de muchos medios, lenguajes y soportes, de tal manera que podemos decir que nos invade la comunicación. Ante este panorama de valores y desvalores hay que aplicar la pedagogía del silencio y del pensamiento, y una pedagogía de la conversación. Hay un acceso amplio a la información además de un valor artístico. Además, la comunicación esta fraccionada por islas comunicativas, por tanto es necesario ser conector y es necesario respeto, y por último, es participativa, por lo tanto es necesario responsabilidad social».
Albert Sáez explicó que Joan Viñas fue su primer jefe pero: «Cuando pienso en el señor Viñas la palabra que me viene a la cabeza es maestro, que es a quien intentas imitar.» Sobre el mundo de la comunicación tal como lo entendemos: «Es una revolución, ya que a los medios de comunicación les ha salido competidores, las redes sociales tecnológicas. Esta es una realidad que está cambiando el paradigma de la comunicación, la manera como circulan las noticias, las ideas, la influencia, la publicidad… Estamos viviendo un cambio y el elemento substancial es el apoderamiento del público. Tenemos mucho más poder en las redes sociales del que ya teníamos en los medios. Además, en el mundo de la comunicación ya no podemos hablar en tercera persona, ya que algunas de las cosas que pasan son nuestra responsabilidad: la suma de nuestras responsabilidades individuales. Otro elemento es ver que la comunicación es sobre todo la conversación que requiere una cierta pedagogía y una cierta predisposición de los que participan.
Francesc Torralba: expresó que: «Tenemos que evitar aquella lectura maniquea que consiste en ver solo en las redes la mezquindad humana, la insensatez, la absurdidad… sino que hay claroscuros. Lo que hay de común en los códigos de ética es el principio de la veracidad, quiere decir que esperamos que el emisor diga la verdad. A veces, el principal cómplice en la mentira es el receptor que no quiere saber la verdad. Explicó tres maneras de posicionarse: la posición escéptica, todos los relatos son igualmente legítimos, ya que ninguno sabe realmente que va a pasar. La actitud ingenuamente optimista que se olvida de las perspectivas y de la complejidad. Pero la buena mirada es la perspectivista, ya que explicamos aquello desde la perspectiva en la que estábamos. Referente a la posverdad dijo que es un eufemismo de la mentira que nos resulta inaceptable y por eso aun preferimos una palabra más dulce de escuchar. Significa que aquella noticia no tienen como principio básico decir la verdad, sino suscitar una emoción, ya que lo que interesa menos es decir la verdad».