Por: Rocío Muñoz
Àmbit Maria Corral
Barcelona, noviembre 2018
Foto: Ita Amigó
El pasado jueves 15 de noviembre se celebró la 232 Cena Hora Europea para tratar sobre «Los avances en el conocimiento del cerebro humano» moderada por Jaume Aymar, decano de la Facultad de Filosofía de la Universidad Ramon Llull, que expresó que el cerebro es un gran desconocido, como una caja cerrada y una fuente de preocupación cuando surgen enfermedades mentales.
Abrió las aportaciones el biólogo y catedrático emérito de la Unidad de Antropología Biológica, Ramon M. Nogués, que habló de la comprensión de las estructuras y funciones del cerebro a partir de los datos evolutivos y de estudios realizados del cerebro sobre la complementariedad de redes cognitivas y redes emocionales. El primer punto de partida es esta concepción evolutiva que en el caso del cerebro llama la atención porque al llegar a la especie humana hay un punto de singularidad que nos interroga. En el cerebro humano hay representadas todas las estructuras y sus funciones integradas en una única experiencia. Desde este punto de vista hay autores que han insistido en la idea que la conciencia es un hecho que evoluciona junto con la materia. Comentó que la visión evolutiva nos hace considerar todas las estructuras del cerebro y sin ninguna de estas –que los humanos hemos recibido por evolución– deja de tener sus funciones. El segundo punto de vista es que la neurología moderna, especialmente la escuela de Damasio, ha estudiado mucho las relaciones entre las redes cognitivas y las redes emocionales. A partir de un esquema explicó el cerebro y sus funciones. Citó dos conclusiones: la primera es de Damasio, que dice que la razón en la especie humana no funciona bien si no es asistida emocionalmente. Y una segunda conclusión es de un clínico argentino, que dice que más que seres racionales, somos seres emocionales que de vez en cuando razonamos. Finalizó proponiendo un trabajo mental a partir de diferentes acciones cotidianas para pensar qué hay de racional y qué hay de emocional y, sorprendentemente, hay más emoción que razón.
Enric Álvarez, psiquiatra y jefe de servicio de Psiquiatría del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, explicó como estudiamos prospectivamente el cerebro. En esta línea comentó como estudian los correlatos entre la cognición y los correlatos de neuroimágenes para determinar qué le pasa al cerebro cuando hacemos tareas concretas. Además, para avanzar como grupo humano necesitamos unos determinados acuerdos sobre qué es la realidad, pero el estado natural del ser humano no es el de compartir permanentemente cosas y evolucionar, sino que estamos continuamente en conflicto. Además, hay todo un sistema de creencias que están grabadas en el cerebro emocional y son aquellas que no permiten estar de acuerdo y compartir una misma realidad. También habló de las psicoterapias de tercera generación que están basadas en la aceptación, el control de las emociones y el descentramiento emocional, que es sacar las emociones fuera y permite reestudiarlas desde el córtex prefrontal. Es decir, poder acceder a aquello que nos molesta de nuestra vida más emocional y tratarlo desde un punto de vista más racional. El segundo tema que explicó fue el de los trastornos psiquiátricos, especialmente la esquizofrenia, la enfermedad más compleja y que más cambia al ser humano y todo lo que tiene a su alrededor. Resaltó al psiquiatra Carson quién afirmaba que la esquizofrenia combina dos tipos de síntomas: productivos (delirios y alucinaciones) y síntomas negativos (la abulia, la alogia, la frialdad afectiva…) y se presentan conjuntamente en muchos casos. Esto es porque los pacientes que sufrirán una esquizofrenia tienen una disminución de la actividad prefrontal y esta parte es la que controla el resto, pero actualmente hay medicamentos que controlan estos síntomas.
La neuróloga y especialista en psicogeriatría y demencias, Consuelo Almenar, comentó el conocimiento actual de las demencias, concretamente del Alzheimer. Esta enfermedad afecta a grandes rasgos entre un 1% y un 40% de la población en función de la edad: a partir de los sesenta años sería un 1-2%, pero a partir de los noventa años sería la mitad de la población, a pesar de que también hay gente joven que la sufre. Actualmente no se sabe porque se produce esta enfermedad, pero si se sabe qué pasa en un cerebro con Alzheimer: una sustancia que se acumula de manera patológica en el cerebro forma las placas amiloides. Estas forman como un cemento que no corresponde al lugar de las neuronas y hay otra proteína que se deteriora y altera el funcionamiento de las neuronas. El gran descubrimiento que se ha hecho los últimos años es que Alzheimer no empieza cuando tenemos pérdidas de memoria, sino que cuando empieza a dar los síntomas, ya hace veinte años que está presente. La mala noticia es que a pesar de haber mucha investigación, todavía no hay tratamiento que ataque la causa. También explicó la reserva cognitiva que es sinónimo de resiliencia cerebral, y sería la manera que tiene el cerebro de protegerse ante los cambios fisiológicos por el envejecimiento o de los cambios provocados por una enfermedad neurodegenerativa. Cuanto más reserva cognitiva más resiliente es el cerebro. Comentó que la reserva cognitiva depende del nivel de estudios, frecuencia de lectura, hábito de música… Y afirmó que lo que actualmente tiene más sentido para la enfermedad de Alzheimer es potenciar la reserva cognitiva.
La Cena finalizó con un coloquio muy enriquecedor con muchas intervenciones por parte de los asistentes que ayudaron a ampliar los conocimientos y aclarar algunas dudas sobre el cerebro humano.