Uno de los pilares esenciales para la madurez de la persona es la educación en todas las etapas de la vida, ya que de alguna manera todos somos responsables: la sociedad, la familia, los grupos sociales, la escuela, la enseñanza superior, etc. Todos somos «educadores» porque, a la vez, educamos y estamos siendo educados, ya que la educación está presente en nuestras acciones, sentimientos y actitudes desde el ser y hacer en las diferentes situaciones cotidianas.
En esta Cena nos preguntamos: ¿Cómo tendría que ser la educación para la vida de niños, adolescentes y jóvenes para que sean adultos libres y responsables? ¿Cómo resituarse ante los cambios constantes y acelerados para que las personas desarrollen un proceso vital sano? ¿Cómo contribuir en la formación humana para ayudar a hacerse preguntas, discernir y tomar decisiones? ¿Cómo enseñar a aprender de forma significativa, conceptual y emprendedora? Estas y otras preguntas permiten muchos tipos de respuestas, pero la coincidencia es que los adultos tienen que hacer el esfuerzo de colaborar para que las nuevas generaciones puedan ser felices con la realidad que toca vivir.
El gran reto es preparar personas para la vida en el sentido integral y global. Esto pide la aplicación de una pedagogía que ayude a aceptar la propia existencia con sus límites para mejorar. Una pedagogía de la vida que humanice con el objetivo de responder preguntas existenciales y contemple las actitudes personales y sociales adecuadas para ser feliz y coherente. Una pedagogía que transforme y recupere los valores que son cimientos para construir personas sólidas para sentirse libres, ser inteligentes y capaces de amar. Una pedagogía que dignifique para posibilitar los derechos y deberes de la igualdad y el respeto. Una pedagogía del reconocimiento para que toda persona se sienta reconocida e incluida en el entorno.
Somos herederos de una larga historia, tradición, pensamiento, filosofía, religión, pedagogía y de otras muchas ciencias y disciplinas que han dejado impronta. Este legado pide re-pensar y hacer una nueva mirada para actuar de una manera creativa con responsabilidad para dar respuestas, con solidaridad para colaborar ante situaciones vulnerables y con compromiso personal para ofrecer pautas de sentido ético. Son muchas las acciones posibles a realizar para transformar y mejorar desde la educación como eje vertebrador que sustenta la persona.
Desde la realidad que vivimos y que a menudo la respuesta es la queja, las palabras de Gandhi en Alcanza tu sueño invitan a una actitud positiva ante las dificultades, escollos, situaciones complicadas o incertidumbres: «Sé firme en tus actitudes y perseverante. Sé paciente, no pretendiendo que todo llegue inmediatamente.» Aprende a esperar el momento exacto para recibir los beneficios que reclamas. Espera con paciencia que maduren los frutos para poder apreciarlos. Aprende a mirar con amor y respeto y esparce por todas partes la alegría que hay dentro de ti. Que tu alegría sea contagiosa y viva para expulsar la tristeza de todos los que te rodean. El éxito en la vida no se mide por lo que has logrado, sino por los obstáculos que has tenido que hacer frente por el camino. Sé tú mismo el cambio que quieres ver en el mundo.» Una buena reflexión que pide humildad, coraje, entusiasmo, responsabilidad, compromiso, escucha, diálogo, comprensión, etc. Muchas actitudes humanas que ayuden a prepararse para transformar la sociedad.
Assumpta Sendra Mestre
Ponentes:
Maria de Mar Galceran Peiró
Pedagoga. Coordinadora de proyectos del Lloc de la Dona
Valentí Feixas Sibila
Doctor en Educación
Profesor de la FPCEE Blanquerna – Universitat Ramon Llull
Josep Gallifa Roca
Catedrático de la URL en la FPCEE Blanquerna
y Jefa de Departamento
Maria Pàrraga Monaguillo
Maestra y pedagoga
Presidenta de Fundación pedagógica EL BROT
Presidenta de ATCAT
Moderadora:
Mercè Saiz Saiz
Maestra