La capacidad creativa es necesaria para el desarrollo de la persona y de la sociedad. Esta expresión se utiliza mucho en el mundo del arte: escultura, pintura, música, literatura, etc. y en otras realidades, pero, ¿tiene un porqué y uno cómo? La respuesta es fácil: sencillamente ayuda a crecer. Hay que hacerlo con sentido a partir de unos mínimos necesarios en que principalmente se hace uso de la imaginación, ya sea para actualizar la vida, el mundo del negocio, de la ciencia, de la política, de la religión, etc., o para ponerse al día para abrirse al mañana. Es evidente que cuando se renuncia a hacer cambios o se dice: «Así estamos bien» nos quedamos en un inmovilismo. La creatividad es la capacidad de aportar nuevas ideas para responder a nuevas realidades y encontrar soluciones.
En esta Cena nos referiremos a la creatividad como una actitud para superar los miedos a avanzar y lanzarse con valentía, con sensatez y con certeza en bien del futuro. Hay muchas áreas tecnocientíficas, especialmente las médicas o farmacéuticas, que son ejemplares en su investigación de la búsqueda de elementos, en este caso curativos, para dar una mejor calidad de vida. Se trabaja desde un rigor científico con el apoyo de una cultura médica con participación de diferentes elementos personales y económicos. Todos tenemos presente los cambios espectaculares que han producido las nuevas tecnologías: una verdadera revolución.
Los ámbitos de desarrollo de la creatividad son muy amplios: entorno laboral, familiar, etc. habría bastante con una ligera renovación para adaptarse a un presente para no hundirse. Aquel que no sabe reinventar nuevas propuestas para seguir adelante probablemente se quedará obsoleto y fracasará. Otros ámbitos de la creatividad son los que podríamos denominar técnicos que hacen crecer la industria, la ciencia, la tecnología… pero en algunos casos pueden ser utilizados contrariamente al sentido ético y pueden conducir al mal y a la destrucción.
Crear también es hacer nacer otras formas de pensar y de existir que pueden abrir nuevos horizontes a la convivencia y a una mejora de criterios. Como consecuencia de esto, se incrementa la calidad del ser y de los grupos sociales intermedios. Incluso, se consigue una concepción más madura de la vida y de la sociedad.
La creatividad, desde esta óptica social, pide libertad de espíritu para buscar el bien común pensando en el presente y en el futuro. Consideramos que muchas entidades se mueren porque han puesto barreras a la imaginación, sea por cobardía o por miedo, sin pensar en el mañana.
Cuando añadimos a la «creatividad» la palabra «fidelidad», proponemos partir del reconocimiento de un concepto de persona o de grupo humano e intelectual en el cual uno está insertado. Partimos de entender un profundo concepto del ser muy asentado con capacidad de disfrutar de la existencia y sentirse integrado en un mundo real. Es necesario tener presente la referencia vital de grupo o equipo de trabajo que nos apoya. Esta creatividad estará impregnada de una nueva razonabilidad hacia un bien-ser. Los principios que rigen el entorno de la persona se mueven dentro de unas coordenadas de pensamiento filosófico, religioso, psicológico… que siempre son referencia y que se tienen que respetar para ser fieles. Solo desde la libertad y la búsqueda del bien social se podrá abrir un diálogo respetuoso y de futuro que será verdaderamente creativo.
Josep M. Forcada Casanovas
Ponentes:
Josep M. Forcada Casanovas
Presidente del Àmbit d’Investigació
i Difusió Maria Corral
Begoña Román Maestre
Profesora de Ética en la Facultad de Filosofía (UB)
Presidenta del Comité de Ética de Servicios Sociales de Catalunya
Francesc Torralba Roselló
Director de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull
Moderador:
Jaume Aymar Ragolta
Doctor en Historia del Arte
Actuación musical
a cargo de Yoko Suzuki al piano