Uno de los retos tecnológicos del siglo XXI es luchar contra las fake news, las noticias falsas, para poder identificarlas, evitar su reproducción y desmentirlas. Algunos autores consideran que es una epidemia que pide encontrar mecanismos para encontrar la verdad.
Fake news es un fenómeno global que desde siempre ha estado presente a través de cualquier medio de comunicación: la prensa escrita, la radio, la televisión. Pero la convergencia digital hace mucho más fácil modificar, tergiversar y retocar fotos, vídeos y audios sin que lo percibamos. Y después, desde el acceso a Internet y desde las redes y diferentes plataformas: Facebook, Twitter… se «viralizan» y se multiplican hasta el infinito. Son las mentiras de siempre en un contexto nuevo a las que fácilmente tenemos acceso haciendo un click.
Sabemos que la función primordial de los medios de comunicación es informar, pero las fake news pretenden todo lo contrario: desinformar desde la manipulación informativa o mediática. Por tanto son noticias, artículos, relatos, mensajes… publicados con la intención de desinformar y engañar. Es decir, confundir al lector o al usuario porque no sabe qué ha de creer ni qué es verdad o mentira.
Estos acontecimientos falsos que leemos como relatos verídicos son una amenaza para la credibilidad y la convivencia. Desde el 2016, a menudo escuchamos la palabra Postverdad que los autores, M. Mercè Conangle y Jaume Soler, del libro Postveritats emocionals describen como «la utilización de medias verdades o silenciar parte de la verdad». Esta manera de presentar los hechos con una metodología concreta e intencionada y con un montaje emocional genera diferentes reacciones y grados de emotividad.
Las redes son un magnífico medio que posibilitan comunicarnos rápidamente y por todo el mundo, pero a la vez son un canal de difusión difícil de controlar. Son los mismos usuarios que han de saber gestionar y dilucidar qué es verdad, qué es mentira y qué son las medias verdades. Todos somos productores de relatos, narraciones y mensajes. Todos tendríamos que ser responsables de la propia difusión, de la capacidad de descubrir la intencionalidad, de contrastar las fuentes y de decidir si aporta algo significativo antes de compartirlo.
En esta Cena hoy nos preguntamos:
¿Cómo se construyen y relatan las medias verdades o las mentiras?
¿Tendríamos que hablar de «narraciones» más que de «verdades»?
¿Cómo conseguir una coherencia de pensamiento y de criterios sin manipular?
¿Cómo gestionar las emociones ante el fenómeno de la Postverdad?
¿Cuál es el sentido ético que hay que aplicar?