Por: Rocío Muñoz
Àmbit Maria Corral
Barcelona, noviembre 2019
Foto: Margarita Amigó
El pasado 21 de noviembre el Àmbit Maria Corral organizó la 236 Cena Hora Europea para tratar el tema de «La salud de nuestro Planeta», moderado por Jaume Aymar, director de Radio Estrella y Cataluña Cristiana.
Inició las aportaciones Tomàs Molina, jefe de Meteorología de Televisió de Catalunya y profesor asociado de la Universitat de Barcelona, que afirmó el notorio crecimiento de la población durante los últimos años y cómo esto ha hecho cambiar el mundo. Cuando hablamos de cambio climático tenemos que entender que nos referimos en un mundo que cambia a gran velocidad. Se centró en cómo se ha modificado el Planeta en general en los últimos años: en el 1886 surgió la primera ciudad electrificada, Girona. Hace ciento treinta años que tenemos luz en las calles de las ciudades. Desde entonces el mundo ha evolucionado. Internet se inventó el 1990 y a partir de aquí hay un antes y un después, y fue entonces cuando se habló por primera vez de cambio climático. Hace más de treinta años se comentaba que: «Estábamos en una época interglaciar que duraba demasiado, así que tenía que venir una glaciación, y resulta que no, que era un calentamiento». Pero, no es tanto el calentamiento sino el cambio tan rápido. Además, dijo que el mundo no solo se ha hecho pequeño a causa de la comunicación, sino físicamente, y cuando hay un cambio a un lado del mundo, también afecta al otro. Explicó el efecto invernadero y cómo algunos gases retienen el calor, y los cuatro posibles escenarios de futuro: primero, en el 2100 estaremos a 450 partes de dióxido de carbono por millón, esto quiere decir unas 40 partes por millón más que hoy. Esto supone una subida de la temperatura planetaria de 2°C respecto al periodo preindustrial (1800). Hoy estamos a 1,4°C por encima. Por lo tanto, tendríamos que evitar enviar más dióxido de carbono a la atmósfera. Resaltó que: «La generación de mis hijos tendrá que inventar un sistema efectivo capaz de extraer dióxido de carbono de la atmósfera para poder llegar a las 450 partes en el 2100». Si esto no se consigue, se pasaría al escenario dos, que sería 520-540 partes por millón, esto supondría una subida de 2-3°C, y tendrían que intentar inventar el mismo sistema. Si esto no se consigue, pasaríamos al escenario tercero en que subiría 4°C y si esto no parara, llegaríamos al escenario cuarto que sería una subida de 5-6°C. Afirmó que el cambio climático no se podrá evitar pero sí nos podremos adaptar y limitarlo lo máximo posible. Constató que para poder mantener el Planeta hace falta ser y hacer lo mejor posible, parecido a como se cuida del cuerpo humano. Y ser una sociedad educada y responsable.
Juan David Escorcia, periodista y educador, empezó con el diagnóstico sobre la efectividad de la macroeconomía y el neoliberalismo de Joseph Stiglitz en el cual se dan pistas para detectar la enfermedad global que sufre el Planeta y de dónde proviene el «virus». Una enfermedad que incluso las instituciones que han causado este grave momento que vivimos, se culpan entre ellas. Mostró como un estudio confirma que el 54% de los españoles está preocupado por la situación actual que sufre la naturaleza, mientras que el 46% dice que su gran preocupación es el cambio climático. Habló sobre el proyecto «Jóvenes, ciencia y ética» diseñado por la Fundació Catalana per a la Recerca i la Investigació, la cual ve la Educación como instrumento hacia la sostenibilidad y busca consolidar una coherencia ecológica. «Así como los jóvenes conocen los grandes retos climáticos y ambientales a los que nos enfrentamos, lo que necesitamos es entender que la Educación tiene que estar diseñada para encontrar soluciones concretas e innovadoras capaces de resolver problemas sociales y ambientales». También, explicó su implicación como periodista en el Sínodo para la Región Panamazónica en el cual pudo entrevistar y conversar con representantes de pueblos indígenas. Afirmó que: «Si lo miramos bien, el único jefe de Estado que ha fortalecido instituciones de carácter político y cooperación internacional para trabajar por la protección del Amazonas es el papa Francisco.» Explicó que una representante indígena le comentó que la situación más difícil que tienen que afrontar en términos ambientales es el desplazamiento forzado: «Si no diseñamos un modelo de conservación, preservación y autosostenibilidad, la Tierra no podrá por sí misma soportar las modificaciones. Nos falta sumar cada vez mejores acciones concretas y urgentes que ayuden a mejorar la salud de nuestro Planeta.» Explicó cómo afecta la economía a esta situación: «Nos encontramos en una economía lineal: extraemos, producimos, utilizamos y convertimos en residuo.» Planteó como alternativas de producción y consumo la economía circular, es decir, que los residuos vuelvan a la cadena de producción evitando así la explotación de los recursos naturales, y también, soluciones basadas en la naturaleza. Por lo tanto, «no tenemos que inventar nada nuevo para aprender a proteger nuestro Planeta al mismo tiempo que disfrutamos de nuestra propia evolución tecnológica y comunicativa.»
Acabó Margarida Feliu, educadora ambiental de la Sociedad Catalana de Educación Ambiental y Vicepresidenta del Consejo Comarcal de Osona del Área de Sostenibilidad, quien destacó la Educación como un camino. Comentó que hay diferentes tipos de gente en una ciudad como Barcelona: aquella que irá avanzando con estos cambios y hará aquello necesario para mitigar el cambio climático, pero «en la sociedad también hay los informados, gente que ya sabe estas cosas, pero esto ya lo harán los gobiernos». Afirmó que: «Se puede educar a las personas, pero no todo se puede comprar: el aire, la riqueza del agua…». Los tradicionales que hay en una comunidad: aquellos que no tienen toda la información pero han vivido toda la vida la cultura de aprovechar al máximo las cosas. «Somos cada vez más y por eso una cosa que tenemos que aprender en la Educación es a compartir. Dejar de ser propietarios de cosas.» Y los negativos son aquellos que no hacen nada para cambiar la situación. Afirmó que el gasto económico más grande en una escuela es llegar. «En el Planeta hay desequilibrios, y la naturaleza tiende al equilibrio, y la actividad humana es la responsable de estos desequilibrios y por tanto tenemos la responsabilidad de adaptarlos. La Educación puede hacer cosas, pero no es la varita mágica.» Además, Internet ha provocado que la Educación a mucha gente le llegue mediante una pantalla y tienen relación con todo el mundo. «Hay cambios en la atmósfera, pero también mentales y no tenemos que tener miedo y ser más coherentes.» Añadió que es importante para la Educación que: «Nos encontramos e intercambiamos saberes, informaciones, compartir tiempo con las personas y entre todos encontrar ciertas soluciones, porque solo avanzaremos cuanto más seamos. Por lo tanto, tenemos que buscar el debate, la presentación de la problemática ambiental e intentar adaptarnos pero sin relacionar resiliencia con adaptación, sino con las ganas de transformar.» Además, hemos de acotar los problemas, mejorar primero lo que tenemos al alcance. «Todos y todas somos educadores medioambientales. La Educación es un reto pero no es la solución a los problemas ambientales, a pesar de que es un pilar mientras esperamos que la ciencia ayude. No hay límites, por lo tanto todo el mundo puede hacer cosas.» Tenemos que posibilitar que cualquier persona pueda actuar y transformar nuestro entorno.
La Cena acabó como siempre con un coloquio, con mucha participación por parte de los asistentes y con la intervención final del presidente del Àmbit, Josep M. Forcada, que pedía: «La capacidad de adaptarnos a los tiempos para poder hermanarnos más con la naturaleza. Tengamos buena conciencia que la naturaleza es un trozo nuestro y hay que saber darle sentido.»