Por: Rocío Muñoz
Àmbit Maria Corral
Barcelona, març 2020
Foto: Ita Amigó
El pasado 20 de febrero el Àmbit Maria Corral organizó la 237 Cena Hora Europea para tratar sobre cómo se pueden gestionar las emociones. La moderadora, Assumpta Sendra, introdujo el tema de la Cena resaltando que: «Profundizar o hablar sobre las emociones es apasionante porque es adentrarse en la realidad de la persona y ver cuáles son las propias expresiones y reacciones ante los hechos cotidianos que vivimos. Por otra parte, la emoción interviene en la detección de cualquier situación, actividad o estado de ánimo.»
La Psicóloga General Sanitaria, Neus Calleja, abrió las intervenciones y enfocó su aportación desde el punto de vista del comportamiento humano y desde la vivencia de la psicología. Empezó hablando de las emociones como mecanismos de reacción ante estímulos exteriores, como la manera que se tiene de interaccionar con el mundo. Habló de la inmediatez y de las reacciones automáticas: ¿cuál es el interruptor que las desencadena?; de cómo racionalizar e intentar que la razón ayude a regular, contener e identificar factores y palabras. Mencionó las emociones positivas y las que consideramos negativas, pero no tienen por qué serlo. Nombró las emociones básicas: la alegría, la tristeza, la ira, el miedo y la sorpresa, alguna de las cuales es principal motivo de consulta. Como psicóloga, partió de cómo nuestros pensamientos influyen en nuestra conducta, pero también como nuestras conductas influyen en nuestros pensamientos. En cambio, las emociones, seguramente van por libre. Afirmó que la emoción tiene una parte genética importante, ya desde muy pequeños mostramos diversas emociones y cada persona las muestra de manera diferente. También interviene el bagaje personal: «En función de mis experiencias interpreto y reacciono ante los estímulos y las propias emociones, y el carácter o la manera que tengo de responder en función de la emoción que siento.» Aquí entra la regulación, ya que según cómo se regule nos expresamos de una manera u otra. Comentó problemáticas psicológicas derivadas de las emociones. Explicó la técnica psicoterapéutica DIAR que consiste en Detectar lo que nos pasa, Identificar qué nos está pasando, Aceptar lo que nos está pasando y entender porqué y hacer las paces con un mismo y Regular la respuesta, las conductas generadas por las emociones y para hacerlo hemos de tener en cuenta tres criterios indicadores de si las cosas van bien o no: la intensidad, la duración y la frecuencia.»
Àngels Geis, doctora en Pedagogía y directora del Grado en Educación Infantil en Blanquerna-URL, habló desde su experiencia profesional dedicada a la educación de la infancia: «Para estar con los niños hay que interpretar qué sienten. Para ser maestro es importante «empalabrar» aquello que sienten las niños.» También entender, acoger y respetar las emociones y sentimientos de las familias. «Si no hay emoción no hay aprendizaje.» Citó las tres «C» de la vida de la psicóloga Eva Bach: Corazón, Cabeza y Cuerpo. Siempre se dice que hay que mantener un cuerpo sano y un a cabeza ordenada y con acceso a la Cultura y la Educación. En los últimos años se ha incorporado que hay que cuidar de nuestro corazón: sentimientos y emociones. «El éxito en la vida profesional y personal no depende solo de tener un cuerpo sano y una cabeza bien amueblada, en paralelo hay que saber mantener un buen equilibrio emocional». Resaltó que: Gestionar las emociones no es fácil, porque el lenguaje del corazón es complicado. Pasar de las emociones a los sentimientos pasa por saber conectar, saberse escuchar: «Solo es cuando nos hemos escuchado que podemos conectar con nuestras propias emociones y así poder acogerlas para entenderlas y gestionarlas.» Añadió que es importante también legitimarlas, es decir, tenemos derecho a sentir cualquier cosa, pero no a hacer cualquier cosa con lo que sentimos, pero esto es un paso difícil como consecuencia de cómo nos han enseñado a relacionarnos. Afirmó que: «Solo hay una cosa peor que sentirse mal y es pensar que sentirse mal no está bien y que es malo.» Es conveniente que desde pequeños ayudemos a los niños a identificar aquello que sienten. La literatura ayuda a reconocer y poner estrategias a algunas emociones. Comentó que tenemos que aprender a modular las respuestas, ya que no podemos expresar aquello que sentimos en cualquier lugar y de cualquier manera. Venimos de una educación que nos ha enseñado a reprimir las emociones. «Tenemos que aprender a transitar las emociones: Vivirlas cuando toca, dejarlas pasar y volver al equilibrio.»
La última aportación fue a cargo del neurólogo del Hospital de Sant Pau de Barcelona, Alexandre Gironell, que comentó que los homo sapiens somos primates emocionales. Diferenció entre sentimiento y emoción: la emoción es una respuesta pública, rápida, inmediata del organismo a un estímulo, en cambio el sentimiento es cuando somos conscientes de la emoción. Este último es más lento, privado, cuando una emoción nos genera un sentimiento. Remarcó que tenemos tres cerebros: el reptiliano, el límbico o emocional –formado por los núcleos: tálamo, hipotálamo, hipocampo, accumbens y amígdala–, que funciona muy rápido, es muy instintivo, hace respuestas impulsivas y automáticas, y se basa en el instinto de supervivencia. Y el tercer cerebro es el cognitivo. Estos cerebros están unidos y trabajan en conjunción y se van desarrollando poco a poco a lo largo de la vida. El córtex prefrontal es la parte más desarrollada del cerebro humano. El córtex intérprete da respuesta a las emociones y es la zona de la inteligencia emocional –modela el instinto–. La parte del córtex orbitofrontal es donde se integran los estímulos emocionales con los valores, la moral… y aquí tomamos las decisiones de la vida. Afirmó que: «La moral es fundamental para la supervivencia de la especie humana y cuando hacemos algo altruista nos complace.» Además, son importantes las emociones como formación del cerebro y hay una edad entre el primer año y los cuatro años, que si el niño no recibe afecto y emoción, hay secuelas posteriores. Acabó explicando los dos tipos de conducta: la conducta Titanic y la conducta Lusitania. Actualmente está en boga la Lusitania, una conducta límbica, reactiva y de respuestas poco pensadas. La respuesta humana es reflexiva, ponderada, que es la que tenemos en el área frontal y es donde se ponen los valores, la decisión correcta, necesita tiempo. Esto es educable y el objetivo de esta respuesta es ser feliz. Constató que lo que podemos hacer nosotros es practicar la inteligencia emocional: conocer las propias emociones y la de los otros, aprender a manejarlas e identificarlas. Finalmente recomendó la meditación para poder conseguir esta respuesta más humana.
La Cena acabó con un coloquio, tanto por parte de los ponentes como de los participantes. Esto permitió dar respuesta a las dudas y preguntas sobre este tema tan humano de las emociones.