Joan Romans
Marzo 2022
Foto: Pixabay
El jueves 17 de febrero de 2022, el Ámbito de Investigación y Difusión María Corral organizó un nuevo Espacio de Formación Virtual, a cargo de Josep M. Forcada, presidente del Ámbito, para tratar sobre la pandemia provocada por la Covid 19, que todavía estamos sufriendo y que ha provocado muchos tipos de sufrimiento. El primero, y el más evidente, ha sido la enfermedad y la muerte de miles de personas en todo el planeta y la pérdida de la salud como consecuencia de las secuelas que ha dejado en personas afectadas por el virus.
Pero más allá de la enfermedad física, ha habido otros sufrimientos derivados de la pandemia –decía el Dr. Forcada–, que también han afectado a muchos colectivos humanos y a toda la sociedad en general. El ponente ha puesto especial énfasis en el sufrimiento psíquico y emocional que, directa o indirectamente, ha provocado desórdenes emocionales. Su tratamiento médico, tradicionalmente era considerado como de segunda categoría y por tanto no se ha cuidado de forma adecuada. La pandemia ha puesto en evidencia que tan importante es curar la enfermedad física como la emocional y que cuidar y velar la parte psíquica es una necesidad de primer orden. No podemos olvidar que el bien ser y el bien estar son pilares esenciales de la salud global.
«He puesto la palabra ‘social’ –decía el Dr. Forcada–, porque estos sufrimientos se han vivido de formas muy diversas, la han sufrido muchas personas y es importante cómo se han vivido. Nos llegó la pandemia y teníamos que seguir viviendo, lo que provocó diversas fobias que afectaron tanto a la parte racional como a la emocional y también al carácter. Los psicólogos hablan ya de la coronafobia. La epidemia ha roto el bienestar, la esperanza de muchas personas afectadas por la pérdida del trabajo, negocios arruinados… Este sufrimiento social –mejor podríamos decir psicosocial– duele tanto como la propia enfermedad física, por tanto, merece ser atendido y curado como una enfermedad más.»
«También nos ha menguado la libertad, nos ha hecho vivir con miedo y nos ha amedrentado, muchos se han preguntado: ¿cuándo acabará?, ¿me pondré enfermo?, ¿sufriré?… Esta situación ha llevado a muchas personas a hundirse, e incluso, en una primera etapa, los suicidios llegaron a España a más de 3.500 personas y un 70% de ellas eran jóvenes. El miedo ha hecho tener pocas ganas de vivir. El ponente nos preguntaba: ¿Has pensado que eres mortal? ¿En tu programa de vida donde ubicas el dolor, el sufrimiento y la muerte? ¿Cómo puedes entender la muerte del otro si no entiendes o aceptas la tuya? La falta de libertades nos ha hecho sufrir. Las imposiciones y prohibiciones que hemos recibido han provocado un ahogo y una angustia que abocaba a actitudes depresivas.»
«Nos ha faltado una actitud humanista y agilidad para no quedarnos atascados. También nos ha faltado resiliencia que es esa capacidad de hacer frente a las adversidades y encontrar salidas. El Dr. Forcada decía que hay que buscar rendijas en medio de la oscuridad. Hay que huir del pesimismo y debemos vencer el miedo con fortaleza y, desde el perdón para poder empezar, limpios, de nuevo. ¡Cuánta necesidad de ayuda psíquica y moral tiene la sociedad en estos momentos: psicólogos, amigos y amigas que pueden darnos una mano!»
A continuación, el ponente concretó su intervención en varios apartados:
- El virus. Sensación de que hay algo que te amenaza, que te empequeñece, que te provoca pánico y parálisis. Y constatamos que ante esto a veces somos incapaces de dejarnos coger de la mano y dejarnos ayudar.
- Pérdida del bienestar. Hay quien no sabe bien estar porque el bienestar a menudo se nos manipula desde fuera y pensamos demasiado en el bienestar y no en el bien ser.
- Es también una enfermedad que afecta al ánimo y nos impide poner voluntad y energía y sin ellas difícilmente podremos solucionar las dificultades.
- Depresión. Debemos entender y aceptar que es una enfermedad cada vez más extendida y debe tratarse de la misma forma que curamos las dolencias físicas.
- Enfermedades del animus, como llamaban los clásicos griegos al trasfondo intelectual que hace que la vida te dé sentido para saborear la propia existencia, sentir el gusto por la vida que es sentirse abierto para empatizar y compartir el gozo de la existencia con los demás.
- Debemos ayudar a hacer entender que la dimensión psíquica de la persona es un aspecto esencial de la salud global y debe integrarse plenamente.
- Hay que educar a los niños, jóvenes y mayores a ser conscientes de la vulnerabilidad humana y a la vez aprender a trabajar la resiliencia como una habilidad ante las diversas formas de entender la vida.
- En esta nueva etapa que estamos viviendo es necesario tener apertura y estar atentos a un nuevo estilo de vida. Hasta ahora se nos había educado para luchar por ser el mejor, el número uno… No, es necesario educar para aprender que en la vida a menudo hay fracaso y que debemos entenderlo y aceptarlo.
- Tener presente el aspecto racional y emocional de la vida. Nos habían enseñado la idea de que la racionalidad era casi el único criterio que debía guiar nuestra conducta. Hoy sabemos que la emoción es tan importante como la razón y que las decisiones que toma la mente son fruto de estos dos aspectos vitales.
- Precisamente la dimensión emocional también reside en una zona del cerebro cercana a la racional y a la de la memoria (la amígdala y la corteza entorrinal) que abre las puertas a la sensibilidad humana, al cariño, a ejercer los valores…
Todo lo que comentó debe ayudarnos a entender que el concepto de medicina va más allá del no tener enfermedades físicas. Para finalizar, el Dr. Forcada resaltó que: «Nuestro cerebro cada vez es más conocido y nos ayuda a entender muchas dimensiones humanas que las dejábamos al azar. Debemos recuperar la definición de la OMS sobre la enfermedad (1944): Abarca el bienestar individual y social de la persona.»