Joan Buscà Ambrós
Economista
Fecha: 10 de octubre de 2022
Foto: Pixabay
Terminamos el mes de agosto con un índice de inflación del 10,4%, cuatro décimas por debajo del anterior mes de julio. Estos datos no se daban desde 1984. Desde el pasado mes de abril, los precios no han dejado de aumentar. Los efectos de la Covid-19 desde febrero de 2021 y el inicio de la guerra Rusia-Ucrania en febrero de 2022 son los principales culpables de este desenfrenado incremento de precios. Lideran el encarecimiento, los productos energéticos, electricidad, gas, carburantes, y siguen los productos alimenticios, restauración y, en estos últimos meses, el turismo. Todos ellos son productos y servicios de primera necesidad.
Este alto nivel de inflación tiene una relación y repercusión directa en los salarios y pensiones. Comportará y será necesario actualizar los convenios salariales y las pensiones con un incremento que puede ser importante. ¿Cuándo terminará esta escalada de la inflación? Difícil de responder y realizar una previsión. Sí que podemos decir que la incidencia de los confinamientos por la pandemia de la Covid-19 en el índice de la inflación de precios es casi y prácticamente nula. La fuerte incidencia en el encarecimiento actual de los precios y por lo general en el comportamiento de la economía es por la guerra Ucrania-Rusia. Llevamos más de siete meses de conflicto y no se ve el fin. Politólogos-expertos no se atreven a pronosticar una fecha final del conflicto. Pensemos que Rusia es el primer productor de gas natural del mundo y que el 78% se vende en Europa. Que es el tercer productor mundial de petróleo. Que tiene las principales minas de níquel, oro y plomo, que es líder en el cultivo de trigo, avena y centeno. Tiene los bosques más grandes del mundo (Siberia) y por tanto es el principal productor de madera. Ucrania es el granero de Europa, con una producción de trigo y aceite de girasol del 70% de la producción mundial. Abarca y alimenta a buena parte de los países de África. Una inflación desbocada –en los últimos tres meses es superior al 10%– es el peor enemigo de la economía. No hay soluciones fáciles e indoloras. Reduce el poder adquisitivo y afecta especialmente a las clases más bajas. También afecta a la política. Derroca gobiernos y alimenta populismos.
Tanto la Reserva Federal de EE.UU. como el Banco Central Europeo (BCE) han tomado medidas para frenar la inflación subiendo los tipos de interés. El BCE, hasta el 1,25%. El precio del dinero del BCE nunca fue tan alto. Ante esta situación económica mundial, todos los líderes políticos se muestran prudentes y al mismo tiempo muy preocupados por intentar y buscar soluciones alternativas a fin de reducir la desbocada inflación. Termino este artículo, con una declaración que hizo el presidente de Francia, Emmanuel Macron, el pasado 24 de agosto y que se podría hacer extensiva a todo el mundo: «Advierto que vienen meses difíciles y por eso pido a la población hacer ‘sacrificios’. Nos encontramos en un punto de inflexión de cara a un invierno difícil como consecuencia de la guerra Rusia-Ucrania y los efectos del cambio climático, por lo que preveo escasez de recursos y aumento de los costes de la energía eléctrica.»