Assumpta Sendra Mestre
Directora Ámbito Maria Corral
Foto: Assumpta Sendra
Publicado el 15 de enero de 2024
Cuando empieza un nuevo año es una buena costumbre escribir una lista de propósitos de diferentes tipos. Algunos son grandes deseos como la paz, la alegría, la felicidad, la salud, el amor… Otros son propósitos más personales como el deseo de ir al gimnasio, pasear más, asistir a actos sociales y lúdicos, ir al teatro, distribuir mejor el tiempo para compartir con amigos…
A este listado de grandes propósitos añado unas actitudes vitales necesarias para vivir y avanzar, como el ánimo, el impulso, la vitalidad, la energía, la motivación… Todas estas palabras quedan recogidas en el entusiasmo considerado como una emoción caracterizada por una gran alegría. Una emoción que surge desde las entrañas, desde dentro y afecta a todo el ser. El entusiasmo apasiona y es motor que anima en todas las circunstancias.
No nos referimos a la euforia que es como un estallido que se desvanece rápido, nos referimos al entusiasmo como proyecto vital que ayuda a tomar decisiones, tolerar los fracasos, relacionarnos con los demás… Probablemente no se puede estar alegre las veinticuatro horas del día, pero sí se puede vivir y sentir una actitud alegre que surge desde el interior y genera un optimismo que permite vivir y ver la realidad con un tono positivo, incluso, ante situaciones complicadas y difíciles.
Depende de cada uno y del propio talante en los diferentes entornos que compartimos: familiar, laboral, social, lúdico… Además, en estos entornos, también hay personas llamadas tóxicas que enturbian el ambiente y perjudican las relaciones humanas. El profesor Victor Küppers, en su libro Vivir y trabajar como estusiasmo con el subtítulo Vivir con alegría en una sociedad de tarados, presenta diez ideas para vivir con alegría. La contra del libro dice que: «La mayoría de quienes vivimos en la sociedad occidental estamos cansados, abrumados, estresados, presionados o, como sintetiza Küppers de forma tan clara, tarados. Basta con ver la cantidad de psicofármacos que consumimos. Hemos confundido lo habitual con lo normal: el desánimo es lo habitual». Por este motivo, el autor dice que es necesario reaccionar y hacer algunos pequeños cambios en nuestro día a día.
Küppers pretende dar una inyección de ánimo y entusiasmo desde la psicología positiva impulsada por el doctor Martin Seligman que pretende fomentar las emociones y sentimientos positivos, ya que «La vida inflige los mismos contratiempos y tragedias al optimista como al pesimista, pero el optimista las resiste mejor». Desde la psicología positiva la forma de ser y de actuar no solo es debido a la genética que seguro que influye, o por las circunstancias que afectan y alteran, sino que lo que más condiciona es el cómo se afronta la vida.
Afrontar la vida supone una actitud vital que según la propia realidad y momento personal se vive de forma concreta. Preguntémonos: ¿Cómo afrontamos lo que nos toca vivir? ¿Cómo aceptamos los cambios? ¿Cómo asumimos las situaciones inesperadas? ¿Cómo soportamos las crisis? ¿Cómo gestionamos las emociones y sentimientos? ¿Cómo nos alegramos de las buenas noticias de los demás?
Son muchas las preguntas formuladas desde el cómo que cuestionan y sacuden. Afortunadamente hay muchos tipos de respuestas. Detengámonos a repensar cómo, en medio del desánimo tan presente en la sociedad y del desencanto por parte de algunos, podemos contagiar el entusiasmo que favorece la convivencia. Desde un talante entusiasta, vital, positivo y realista podemos beneficiar a nuestro entorno y mejorar las relaciones con los demás.