Reseña de la Cena Hora Europea 254
Foto: Margarita Amigó
Fecha de publicación: 7 de abril del 2025
El jueves 27 de marzo del 2025 se celebró la 254 Cena Hora Europea, para tratar el tema Los miedos y las angustias llevan al desánimo. Dio la bienvenida el presidente del Ámbito Maria Corral, Josep Maria Forcada. A continuación, la directora del Ámbito Assumpta Sendra, como moderadora, presentó el tema exponiendo diferentes tipos de miedos que provocan angustias, y como consecuencia llevan al desánimo.
Inició su exposición el doctor en Neurociencias y doctor en Sociología Xavier Altarriba, destacando los aspectos conceptuales con una pincelada neurológica porque es una de las vías por las que circula, se capta y emite todo el proceso del miedo y de la angustia en sí misma. El miedo es una emoción y las emociones son pensamientos con carga afectiva. Si no hay pensamiento, no hay emoción. Los sentimientos son estados afectivos más complejos, menos intensos que las emociones y más estables en el tiempo. El humor es el temperamento. La olotimia sería la expresión emocional inmediata, mientras que la catatimia es una expresión emocional intensa que pivota sobre una estructura de la razón, y esto es muy importante en el caso de los fanatismos, que son pensamientos que están ligados por un proceso emocional, por eso son difíciles, porque la razón no entra, y la emoción no entra en la razón.
Distinguió el concepto de conciencia como un estado de víspera y orientación, de conciencia como un estado de aquilatación de los comportamientos en base a una ética biológica o de unos comportamientos aprendidos. No tenemos miedo si no tenemos conciencia. El miedo es una sensación emocional e intelectual de peligro y tiene diversas gradaciones. El terror es un miedo extremo que bloquea. El horror es un asco extremo. El pánico es un miedo colectivizado. El dolor es una sensación física desagradable que transcurre por las vías nociceptivas. El sufrimiento es una vivencia psicológica de desconfort. Dolor y sufrimiento no siempre van juntos. La ansiedad es un temor indefinido a algo presente y genera cierta excitación. La angustia ya es más complicada, tiene un componente más biológico y comporta un proceso de cómo el miedo se convierte en angustia. Lo trabajó mucho el endocrinólogo Seyle con el síndrome general de adaptación que derivó en el concepto de estrés.
También citó al psicólogo Solomon, que es de los primeros en explicar que el sistema psicológico, el sistema neurológico, el sistema inmunológico y el sistema endocrino son diferentes pero que actúan funcionalmente con resonancia, lo que significa que un problema psíquico pasa al sistema inmunitario, al endocrino y al nervioso. Walter Cannon y Philip Bard se dan cuenta de la simultaneidad entre emoción y respuesta corporal global. El psiquiatra Meyer estuvo trabajando y vio en familias similares a nivel socioeconómico y cultural, que tenían problemas de convivencia. Robert Ader y Nicholas Coen vieron que puede haber condicionamientos inmunitarios, en positivo y en negativo.
Desde el punto de vista cultural estamos inmersos en una sociedad que reniega del clasicismo, que lo que nos provoca son situaciones modernas y posmodernas. En principio, si nosotros no somos capaces de realizar una lectura crítica de todo lo que nos está rodeando desde el punto de vista político y social y nos movemos exclusivamente en un pensamiento no crítico y puramente reactivo, probablemente nuestra capacidad de respuesta será muy limitada. Si somos capaces de creer más en la especie, como diría Eudald Carbonell, y no tanto en el ego individual, seríamos solidarios con la especie y esto haría que pensáramos más en la finalidad del individuo dentro de una especie y colectivizaríamos más nuestra trascendencia dentro de la especie. Y si fuéramos capaces, ya como individuos, de trabajar por el sentido que nosotros le damos a la existencia quizás no tendríamos tantos miedos, porque la vida es corta y de alguna manera lo único que podemos hacer es precisamente teñirla bien o mal de nuestros colores.
A continuación, el doctor en Psiquiatría Enric Álvarez se centró en explicar los conceptos desde lo más condicionado que llevamos de serie hasta lo más sofisticado, desde un punto de vista sociológico, desde el miedo hasta el desánimo. El miedo es lo más elemental, en esencia es una emoción completamente normal, intensa y adaptativa, que nos salva la vida, por lo que es imprescindible tener miedo. Todos los mamíferos tienen miedo desde que nacen hasta que mueren. El miedo se produce de forma incondicionada, es decir, no se aprende a tener miedo. Cualquier estímulo brusco, sea sensorial, visual, acústico, táctil, de inmediato nos puede producir una respuesta de miedo. Todo esto sigue un circuito, el estímulo pasa por un cruce que es como una estación de enlace, que es el tálamo y éste lo envía hacia la corteza cerebral, la musculatura y el sistema límbico. El miedo viene definido por la fuga. Los mamíferos cuando tienen la percepción de un estímulo de amenaza y por tanto tienen miedo, inmediatamente se produce esta fuga.
El miedo deja de ser adaptativo cuando se condiciona. Así lo demuestran los experimentos de Paulov, quien nos explica que si se deja totalmente de asociar el miedo con determinados estímulos que antes eran neutros y ahora producen ansiedad, se puede llegar a perder ese vínculo. Es lo que se llama extinción. En patología humana ese vínculo no se pierde casi nunca. Lo que hace que ese miedo se mantenga es lo que Skinner definió como acondicionamiento operativo. Existen dos tipos de reforzador, el positivo que es el premio o la recompensa y el reforzador negativo. En el momento en que se produce el miedo condicionado, todo lo que hace desaparecer la ansiedad queda inmediatamente reforzado y se presenta con mayor frecuencia. Esto explica en gran medida porque las patologías de ansiedad no se extinguen habitualmente de una forma espontánea. Por ejemplo, el trastorno de estrés postraumático se produce después de una gran catástrofe, durante una guerra, en un choque colectivo en la autopista, en un accidente aéreo… Por tanto, el nivel de sustancias activadoras (ácido glutárico, noradrenalina, dopamina…), que recorrerán todo el cerebro de la persona que lo vive es tan elevado, que es muy difícil que pueda desaparecer solo. No necesita evitarlo porque lo tendrá igual, estará angustiada por ello y se reproducirá de vez en cuando en estas situaciones.
¿Qué puede llegar a producir el desánimo? Una mezcla de miedos condicionados y miedos que estamos viviendo en el actual contexto sociológico. Llegamos al desánimo cuando la cantidad de estímulos ansiógenos que tenemos condicionados o no condicionados puede llegar a producir un estado de anhedonia, que es lo que les ocurre a los animales de experimentación. Este modelo de anhedonia se utiliza también para constatar si una molécula nueva tiene efectos antidepresivos, porque estos son capaces de revertir completamente este tipo de anhedonismo. El sistema neuromodulador del cerebro, que es el sistema serotonérgico sobre el que actúan los antidepresivos, lo que hace es regular, reducir la actividad de estas sustancias excitatorias.
A continuación, la terapeuta en Psicología Gestalt, Montse Pujol, partió de su experiencia personal y explicó que hay pequeños miedos que nos acompañan de forma cotidiana y que quizás los pasamos por alto, pero que nos crean unos niveles altos de estrés. El miedo no es negativo, ya que es un proceso que nos invita a tener un reto de autoconocimiento para explorar quién soy, qué valores tengo y qué herramientas he creado a lo largo de mi vida. El miedo es una emoción que puede salvarnos en un momento dado, aunque también es una emoción que nos puede paralizar y es la que genera ansiedad y angustia.
Es creadora del grupo terapéutico gestáltico Mujeres que mecen, desde hace diecisiete años, en el que mimas y te sientes acompañada. Atiende a un grupo de mujeres en proceso oncológico, así como en diferentes estados emocionales, como es el tránsito final de la vida, procesos de pérdidas, mujeres en situación de maltrato. Y todas coinciden en que sienten la ansiedad anatómicamente en el centro del pecho y la angustia en la boca del estómago. La angustia es como la antesala que detecta un miedo que no tenemos controlado. Es muy importante el control del pensamiento automático, que es lo primero que sentimos cuando tenemos un miedo o un estado de alerta. Muchas veces nos vamos a la memoria remota, a la memoria del trauma que hemos vivido y a muchas situaciones que no nos alientan a enfrentarnos con ese miedo. Lo saludable sería ir al pensamiento reflexivo, que nos ubica a analizar porque estoy sintiendo esto y dejarnos acompañar.
El cuerpo es el único que nos conecta con la realidad, con el presente y que nos salva de muchas situaciones de miedos anticipatorios, imaginarios, traumáticos. Los efectos más patológicos de los miedos se pueden rebajar con medicación y terapia, como son diferentes técnicas de relajación, el yoga, el taichi, la respiración consciente o la sofrología.
Concluyó diciendo que Dios o el universo no duda de nuestras infinitas posibilidades ante transitar los miedos. Solo nosotros dudamos. La vida no nos da quizás lo que queremos, pero las situaciones de miedo que nos presenta nos hacen crecer en empatía, en compasión con todo nuestro entorno. El agradecimiento sería el camino más dulce para la aceptación de lo que toca vivir y agradecer lo que soy, mi existencia y transmutar el miedo en aprendizaje, en amor y entrega a los demás.
Tras la exposición de los ponentes, hubo el coloquio con muchas aportaciones que permitieron el diálogo y seguir profundizando en el tema.











