Por Rocío Muñoz
Ámbito Maria Corral
Barcelona, mayo 2017
Foto: Alberto Jiménez
El jueves 18 de mayo el Ámbito Maria Corral celebró la 225 Cena Hora Europea con el tema «La pintura, fuente de belleza» con la participación de ciento cincuenta asistentes. La directora del Ámbito, Assumpta Sendra, en el saludo inicial resaltó la larga trayectoria de doscientas veinticinco convocatorias con propuestas diferentes que invitan a un diálogo interdisciplinario.
Jaume Aymar, doctor en Historia del Arte, moderó la Cena y empezó con la primera aportación. Mostró diferentes obras para darnos cuenta de cómo observamos el arte. Resaltó que: «Incluso el espectador menos entendido puede captar la atmósfera general de un cuadro. Y lo que cada uno de nosotros percibimos no se puede desestimar nunca. Podríamos decir que una obra de arte no es del todo completa hasta que uno no la contempla o la disfruta.» Comentó una serie de obras como La escalera de Jacob –homenaje al gran músico Schönberg, con una alta espiritualidad del ascenso–, El violinista suicida de Chagall, que le recuerda al doctor Alfred Rubio o La última cena de Salvador Dalí. Habló sobre la importancia de la sombra en la historia del arte y de la humanidad. Para cerrar explicitó que: «Tenemos que bajar hasta el fondo, elevarnos hasta lo sublime. He aquí una de las virtudes de la pintura, hace falta sólo saber ver y fiarse de quienes han visto y han creído.»
A continuación, la catedrática de Filología románica en la Facultad de Humanidades de la Universitat Pompeu Fabra, Victoria Cirlot, inició su aportación expresando que: «En uno de los temas iconográficos más clásicos de la historia de la pintura europea, la representación del cuerpo de Cristo, ya sea colgando de la cruz, descendido o en el regazo de la madre, convergen con fuerza inusitada la belleza y el horror. Por eso lo he elegido para hablar hoy de la belleza, porque no quiero hacer un discurso unilateral; me parece que hablar de la belleza supone hablar también del horror, de una manera parecida a cómo no se puede hablar de la luz sin hablar de las tinieblas.» Presentó varias imágenes de Cristo comentadas por diferentes autores y épocas. Acabó diciendo que: «El desdoblamiento no tiene que dejar ninguna duda: en el esplendor yace el horror y en el horror despunta la belleza. Al menos desde este mundo difícilmente podemos dejar de ver los contrarios como tales, aunque como deseara André Breton en el Segundo Manifiesto del Surrealismo, aspiramos ciertamente al punto sublime, allá donde belleza y horror son ya lo mismo.»
Josep Maria Forcada hizo su aportación como pintor en la que profundizó sobre la pintura impresionista. Resaltó el movimiento pictórico de los macchiaioli que rompió con el pintar clásico de la época dando importancia a la luz y no se preocuparon por las normas que utilizaban los clásicos. Dijo que: «El pintor, especialmente el impresionista, se dedica a engañar la vista de los otros, pero es un engaño hecho con buena voluntad, para que podamos darnos cuenta que hay detrás de cada color. Además, todo tiene un significado que a menudo sirve para dar sentido. También pintar permite expresar los sentimientos y transformándolos en belleza para vivirla y disfrutarla. La belleza pictórica es un tesoro.» Mientras realizaba su aportación presentó un vídeo que mostraba el proceso de pintar un cuadro, puesto que inició con una tela en blanco y acabó con la obra pictórica de un paisaje pintado a la orilla del río Congost. A la vez escuchábamos la música creada explícitamente por el violonchelista Miquel Pujol a partir la visión del cuadro.
La última aportación a cargo de la artista multidisciplinaria, Marta Montcada, explicitaba que: «La pintura como fuente de belleza está ligada indefectiblemente con la observación, la redescubierta y lectura de todas estas impresiones captadas por nuestra retina y emoción íntima. Y que nuestros propósitos ante la obra pictórica son un proceso de alquimia.» Dijo que la pintura como lenguaje universal se tendría que aprender desde la niñez porque transforma a las personas y las hace cómplices de vivir en un mundo que compartimos. Expresó que el arte es emoción y a la vez es libertad, puesto que: «Si el arte de la pintura deja fluir la belleza donde seguimos enlazados, se convierte en terapia sanadora tanto para el creador como para el espectador». Para acabar, nos presentó un videoclip de la película Xicoia que está rodando actualmente con Ichiro Hirose.
Al acabar las ponencias Josep Maria Forcada hizo un brindis para desear que: «El sentido profundo que estamos buscando siempre en la vida sea una realidad. Que nos ayude a vivir cada vez con más ánimo, que entendamos más quién somos, qué hacemos y por qué estamos. En especial, hoy, brindamos por las cenas y por todas las personas que nos acompañáis.» A continuación hubo el coloquio con los asistentes moderado por Jaume Aymar para profundizar, todavía más, sobre el tema de la pintura y su belleza.
Para cerrar la Cena, Assumpta Sendra expresó que: «Nos hemos dado cuenta del significado profundo que hay detrás de una obra, de una pincelada y de un color. También del significado que tiene cuando el artista está creando. Pero, todos somos artistas de la vida porque nos gusta poner un toque de belleza a la realidad que nos toca vivir». Finalmente, se repartió a los asistentes una postal de reproducción del cuadro «Orilla del ríu Congost» de Josep M. Forcada que estuvo expuesto durante la Cena y que el mismo autor había comentado.