Por Rodrigo Prieto
Master en psicología social
Barcelona, España, septiembre 2009
Foto: G. Johnson
Sin pasaportes ni papeles el virus de la gripe A (también llamada H1N1 o “gripe porcina”) se pasea por el mundo desde hace meses, dejando a su paso un enorme rastro de fiebres, toses, cefaleas, mocos, vómitos, diarrea y dolores musculares y de garganta. Según el último informe de la OMS, hasta el 23 de agosto se habían registrado más de 200 mil casos, de lo cuales –desafortunadamente– 2.185 han tenido consecuencias fatídicas (http://www.who.int/csr/don/2009_08_28/en/index.html)
Ante esta amenaza la respuesta de la comunidad internacional ha sido ejemplar: coordinada, rápida y en la misma dirección, bajo la atenta guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS), quien, desde los primeros indicios puso en marcha sus operativos de vigilancia epidemiológica, declaró el estado de pandemia y se coordinó con las farmacéuticas para acelerar la creación de una vacuna, cuya autorización está prevista para el último trimestre de este año.
En muchos países los servicios sanitarios han activado diversas medidas para hacer frente al escurridizo virus: vacunaciones masivas gratuitas, campañas mediáticas de prevención, aumento en la dotación de profesionales médicos y de los horarios de atención de los centros de atención primaria.
En síntesis, en estos meses el planeta ha demostrado su eficaz capacidad de reacción ante una problemática global que pone en peligro a toda la población… una gripe.
Paradójicamente persisten en el mundo numerosas problemáticas de las que –por motivos que desconocemos– parece que ya nadie se acuerda, pese a que sus consecuencias son mucho más mortíferas que las de la gripe en cuestión.
Si la mitad de los recursos, tiempos, voluntades y esfuerzos que se han destinado a controlar la gripe A se pusieran en muchas de ellas, seguramente hace años que estarían ya solucionadas; sin embargo, ese nivel de coordinación planetaria sólo está reservado para ocasiones especiales. Mientras descubrimos las características de dichas “ocasiones” proponemos echar un rápido vistazo a esas otras “gripes” que desde hace años afectan a nuestro acatarrado planeta.
Las otras «gripes»
Guerra
En el año 2008 se registraron 31 conflictos armados en el mundo, 30 de los cuales seguían activos al finalizar el año. La gran mayoría de los conflictos armados en 2008 acontecieron en Asia (14) y en África (9), mientras que los restantes tuvieron lugar en Europa (4), Oriente Medio (3) y América (1). En todos los casos sin ninguna excepción el Estado fue una de las partes contendientes en la disputa. La mitad de los conflictos fue de carácter interno internacionalizado (15) y prácticamente la otra mitad (14) de carácter interno. El documento «¡Alerta 2009! Informe sobre Conflictos, Derechos Humanos y Construcción de Paz», de la Escuela para una Cultura de Paz de la Universidad Autónoma de Barcelona, ofrece una completa revisión de los conflictos armados del mundo durante el año 2008). (http://www.reliefweb.int/rw/lib.nsf/db900SID/ASAZ-7T9BHB?OpenDocument).
Refugiados
A finales del 2008 la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados, ACNUR, estimaba que en el mundo había 42 millones de personas desplazadas forzosamente de sus lugares de origen, de las cuales, 25 millones recibieron asistencia o protección por parte de esta institución. Especial atención merece para la ACNUR el desplazamiento interno de casi un millón de personas ocurrido en el último año en la zona este de la República Democrática del Congo, ante la violencia ejercida por el denominado «Ejército de Resistencia del Señor» (LRA, por sus siglas en inglés). (http://www.acnur.org/busq_predefinida/index.php?id=64)
Hambre
Según el Informe 2008 de los «Objetivos de Desarrollo del Milenio», de la ONU, la proporción de niños menores de 5 años subnutridos disminuyó de 33% en 1990 a 26% en 2006. Sin embargo, hacia 2006, la cantidad de niños menores de 5 años con deficiencias alimenticias en los países en desarrollo todavía era superior a 140 millones. El informe precisa que la desnutrición infantil a representativa de las dimensiones del hambre en el mundo, con lo cual es posible deducir que estos avances son insuficientes para lograr la meta de los objetivos de desarrollo del milenio en el plazo previsto (año 2015).
Añade el documento que en Asia oriental, en particular en China, se logró reducir a menos de la mitad el porcentaje de niños subnutridos entre 1990 y 2005; sin embargo, casi el 50% de ellos siguen padeciendo esta carencia. El informe completo de los avances hasta el año 2008 en los diferentes temas planteados en los Objetivos del Milenio, está disponible en: http://unstats.un.org/unsd/mdg/Resources/Static/Products/Progress2008/MDG_Report_2008_Es.pdf
VIH/Sida
Según el último informe de ONUSIDA, en el año 2007 se estimaba que 33 millones de personas vivían con el VIH, de las cuales el 67 % habita en África subsahariana. El documento señala también que se ha registrado un leve descenso en los índices de nuevas infecciones anuales, de 3,0 a 2,7 millones, lo cual supone una estabilización de la epidemia, pero en un nivel “inaceptablemente alto”, según el informe. Asimismo, el documento afirma que ese año unos 370 mil niños menores de 15 años contrajeron el VIH. Si bien en los últimos años se han registrado importantes avances en la prevención y el tratamiento de la enfermedad, las cifras siguen siendo alarmantes, por tanto, hay que mantener los esfuerzos. En el informe VIH/SIDA 2008 se pueden encontrar todos los detalles y las cifras oficiales más actuales en relación a esta enfermedad: http://data.unaids.org/pub/GlobalReport/2008/JC1511_GR08_ExecutiveSummary_es.pdf
Como estas, muchas otras problemáticas mundiales constituyen un permanente llamado de atención a la conciencia y la solidaridad. Cada una de ellas está atravesada por diversos factores políticos, económicos y sociales que dificultan su abordaje y solución; no obstante, esto no debe ser obstáculo para seguir invirtiendo todo el tiempo, los recursos y las voluntades que hagan falta para superarlas. Aunque sabemos que ninguna de ellas es tan simple como una gripe, la eficiente reacción mundial contra la Gripe A podría servirnos como ejemplo de que «querer es poder».