Por: Rocío Muñoz Montes
Àmbit Maria Corral
Barcelona, febrero 2017
Foto: Margarita Amigó
El pasado jueves 16 de febrero el Àmbit Maria Corral organizó la 223 Cena Hora Europea sobre: «¿Democracias en crisis?», moderado por Ignasi Batlle. La primera aportación a cargo de Manuel Milián Mestre, consultor, periodista, escritor y ex político, presentó el significado de la democracia des de los orígenes de la filosofía griega hasta hoy. Advirtió del nuevo reto que estamos viviendo ante los avances de la ciencia y de la tecnología que están desbordando nuestro sistema: «Un reto superior a la capacidad humana difícil de asumir y absorber todas las aplicaciones de la ciencia a través de la tecnología». Habló de la idea de la postverdad, ya que: «Hay tantas opiniones en acción permanente que la verdad no tiene una plasmación claramente definida. Hay muchas verdades que van influyendo. Este tema revolucionario cambiará la moral y la manera de comportarse de las personas y eso desafiará el sistema parlamentario». Destacó los grandes retos actuales de la democracia: «que en este momento está fracasando como herramienta política: Hay una quiebra de los valores y no tenemos un código. Estamos viviendo la reaparición de un concepto sutil de superhombre. Hay una crisis muy grave de la moral personal y de la ética colectiva. Somos huérfanos de una élite intelectual que aclare e ilumine el futuro. Y no descartemos el factor islamista como elemento de corrosión extemporáneo, regresionista del sistema democrático occidental.»
A continuación Núria Beltrán Rahola, licenciada en Derecho, describió la situación actual: «Nos encontramos con una oligarquía o partitocracia que tanto puede estar en una monarquía parlamentaria como en una república y que no tiene nada que ver con las autocracias o monarquías absolutas. Pero esta democracia directa aplicada a los grandes estados a menudo cae en demagogia que deriva en tiranía, mientras que la partitocracia cae en la tentación de perpetuarse y en prácticas corruptas». Referente a la teledemocracia constataba que según esta visión: «La participación directa de la ciudadanía sería solo útil para cuestiones candentes donde se expresan valores, tradiciones y visiones del mundo de una sociedad. La reglamentación no debería quedar restringida a un grupo de expertos, a mayorías políticas ni a grupos de presión». Enumeró algunos problemas de la democracia: «La tentación totalitaria, el dominio de una economía especulativa financiera internacional, insolidaria y amoral que ha usurpado el rol tradicional de la política. La clase mediana está desapareciendo porque todas las cargas caen sobre ella». Para acabar, afirmó que «La democracia tiene como fundamento el estado de derecho y se sustenta en la división de poderes, los derechos humanos y el imperio de la ley. Y no siempre se cumple porque el concepto de democracia se ha pervertido».
El profesor de la Facultad de Comunicación y Relaciones Internacionales Blanquerna-URL y director adjunto del diario El Periódico, Albert Saéz Casas, dio su visión heterodoxa y provocadora: «En primer lugar, no hay solución a ninguno de los problemas que plantearemos fuera de la política. Segundo, tendemos a idealizar el pasado, cosa que nos lleva al pesimismo. Tercero, esta crisis consiste en un cambio de mentalidad». Además, «El teléfono inteligente nos cambia la percepción del espacio y del tiempo y también la manera de acceder al conocimiento». Explicitó las características fundamentales de la nueva mentalidad que ha puesto en crisis la sociedad: «La transparencia, es decir, no hacer nada que no se pueda explicar. La horizontalidad, es decir, no tienes un lugar para esconder nada. Y la emancipación, ya que estamos en constante desarrollo». Las consecuencias de todo ello: «Han provocado un proceso de desintermediación en muchos ámbitos y ha afectado a los partidos políticos, y la manera como hemos organizado las democracias hasta ahora». Resaltó como aspectos positivos: «El apoderamiento del ciudadano, la barrera de entrada al sistema político ha bajado y también la posibilidad de participar en la política. Un aspecto negativo es lo que los expertos llaman silos digitales, es decir, la tendencia a agruparse y encerrarse según determinadas afinidades. Eso hace que les cueste cada vez más llegar a acuerdos con gente que piensa de otra manera».
La última aportación a cargo de Jordi Cussó Porredón, director de la Universitas Albertiana, explicó: «Que las democracias estén en crisis no quiere decir que tenga que ser perfecta. Siempre estaremos insatisfechos ante la expresión democrática que se dé en nuestro país. No partimos de una base mala que hemos de cambiar, sino que partimos de una democracia que queremos mejorar». Sabemos que es una manera de organizar la convivencia humana, que es el gran problema de la humanidad que pide una cultura, una estructura y una educación». Por tanto la democracia ha de ser micro, meso y macro. Además, debe hacer un salto cualitativo y para hacerlo apuntó tres aspectos importantes: «La acumulación y la concentración de riqueza tan grande que tienen algunos países es un atentado contra la democracia. La gran pregunta que deben formularse las democracias de este siglo es: ¿qué desequilibrio es éticamente aceptable si queremos vivir en países democráticos? Explicitó que hay una crisis institucional que hace que a la mayoría de los ciudadanos les parezca que las instituciones públicas no los representan». Por último, resaltó que la democracia es algo que no se puede imponer. Aunque el mundo sea global hay muchos mundos que hay que respetar, aceptar, atender y acoger la pluralidad de familias, de culturas y de cosmovisiones.
Las diferentes aportaciones permitieron dar respuesta a la pregunta formulada sobre la crisis de las democracias.