Envejecimiento, ancianidad y vejez: tres miradas sobre el tiempo y la vida
Anna Castro
Educadora social
Foto: Assumpta Sendra
Fecha de publicación: 10 de mayo de 2023
La Mesa Redonda se inició con las palabras de bienvenida del Dr. Josep M. Forcada, que hizo mención que ya desde el inicio del Ámbito María Corral se trató el tema del envejecimiento, tanto en unas Jornadas del año 1981 sobre El Nuevo adulto, en las que se hablaba de la aceptación de la ancianidad, como en las Jornadas del año 1987 sobre La ancianidad, nueva etapa creadora.
A continuación, el Dr. Adrià Comella, director gerente de la FGS Hospital de la Santa Cruz y San Pablo, incidió en que desde hace miles de años nuestra especie ha emprendido una carrera por vivir un día más, vivir más tiempo y mejor, siendo capaces desde los inicios de la historia de tomar decisiones gracias a la inteligencia. Es la historia por la supervivencia. Nos hemos ido civilizando, socializando, nos hemos ido especializando y han aparecido múltiples profesiones.
El Hospital de Sant Pau, uno de los más antiguos de Europa, de una calidad clínica muy reputada, con seiscientos años de historia, ha sido protagonista en la innovación de ejercer la Medicina. Se ha caracterizado por dos contribuciones destacadas, por intentar realizar aportaciones muy relevantes en el avance de la Medicina y por ser muy responsable en el trato con las personas. Concienciación de que la salud es un tema individual, tanto desde el punto de vista físico, como del cuidado emocional como del cuidado intelectual, en relación con nosotros mismos y con nuestro entorno.
También hizo una referencia concreta a los tres perfiles atendidos en el servicio de urgencias del Hospital de Sant Pau: casos muy graves (infartos, ictus, politraumatismos), en los que hay que actuar muy rápido, son situaciones muchas veces fortuitas, no controlables, llegan pocos casos; personas que carecen de una enfermedad de base (apendicitis, accidentes) son más o menos estables; personas ancianas, frágiles, que de repente sufren un acontecimiento adverso, una caída, una infección, que en estas edades resulta muy grave. Estos pacientes son los que más crecen en las urgencias, es necesario tratarlos diferente. El Hospital apuesta por dar una respuesta singularizada, humanista a estos pacientes, por responsabilidad y por enlazar con la historia y la esencia del hospital de toda la vida.
El Dr. en Neurociencias, Dr. en Sociología, Francesc Xavier Altarriba inició su intervención haciendo sociología del envejecimiento, citó a Ilya Metchinikoff, que en 1908 elabora el concepto de gerontología, como aquella disciplina que observa el proceso secuenciado del envejecimiento humano. En 1909, Leo Nascher se interesa por la patología asociada al envejecimiento y nace la geriatría. El envejecimiento no es una enfermedad sino un proceso de desgaste, hemos tenido la osadía de vivir más de lo que la especie nos concede. Hoy en día se puede incidir en la propia especie y nace el transhumanismo. Aquí cambia todo porque se entra en las modificaciones genéticas de la especie. Todo acto médico es un atentado en el progreso de la especie. La supervivencia es un acto heroico y un acto en solitario respecto a la especie.
En 1915 se inician en Cataluña actividades gerontológicas. En 1990 se inicia el Primer Plan Integral Comarcal Gerontológico, en el que se define el modelo sociosanitario gerontológico de Cataluña como la atención sociosanitaria integrada. Se crean los PADES, las UFISS, la asistencia domiciliaria integral, que culmina con el hospital a domicilio, y se integra el «Programa Vida a los años», que era modélico. El Plan Integral Comarcal Gerontológico, en el que trabajaron doscientas personas, se publicó en dos volúmenes de mil páginas cada uno, que no se encuentran en la web de la Generalitat sino en las plataformas ‘TodoLibros.es y Luzvi.es’. Actualmente, el Departamento de Salud ha llevado a cabo una publicación titulada: Plan Estratégico de atención geriátrica y paliativa especializada de Cataluña. Elementos clave de futuro para el cambio de modelo. Un eje central es el llamado concepto de atención intermedia, definido como la atención hospitalaria y la domiciliaria hibridizada.
El envejecimiento se refiere al proceso de desgaste progresivo y pérdida de funcionalidad del organismo, que se origina con el nacimiento. El envejecimiento es diferente para los distintos órganos y personas. La edad cronológica es únicamente referencial. L. Hayflick constató que las células humanas sólo podían dividirse en un número limitado de veces. Siguiendo los cálculos de Hayflick, aplicando unas 50 divisiones desde el nacimiento de un ser humano, ofrece una esperanza teórica de vida en torno a los 120 años. Esto significa que aproximadamente cada 2,4 años cambiamos la mayor parte de nuestras células, cada vez tenemos un aspecto menos funcional, incluso menos estético, porque los moldes en los que están las nuevas células se van deteriorando.
La ancianidad es aquella fase de la vida humana en la que se manifiestan características fisiológicas y anatómicas propias, de una reducción de la capacidad. Esta reducción es progresiva en el tiempo, variable en relación con los órganos y sistemas, y diferente entre individuos. Es importante la relación entre genética, epigenética, ambiente y estilo de vida.
Hay dos tipos de inteligencia. La inteligencia ‘fluida’, condicionada por la biología, que tiende a la disminución, no así la denominada como ‘cristalizada’, que está afectada por la educación, la cultura y el permanente aprendizaje, explicitado como la cantidad e intensidad de incorporación y aplicación sistemática de los conocimientos, tanto los nuevos como los adquiridos con el tiempo. Es la inteligencia asociada a la experiencia. Sin embargo, la capacidad de síntesis, la racionalización desvinculada de emotividad y la capacidad de integración pueden mejorar incluso en edades avanzadas. La vejez es una construcción social. Mencionó diez tipologías: solidarios, marginados, ansiosos, malhumorados, comodines, victimistas, melancólicos, manipulables, estereotipados, realizados.
El Dr. Altarriba destacó que es necesario distinguir entre vida y existencia, entre individuo y especie, entre sentido y finalidad. La especie humana tiene una finalidad, la de existir el máximo tiempo con la mejor funcionalidad, con el mínimo gasto energético, siendo eficiente, eficaz y efectivo. Vivir es existir con sentido. Resaltó que la vida es un instante entre dos misterios. En medio, esfuerzo, sufrimiento, gozo y esperanza…, siempre la incertidumbre razonada y justificada, siempre la confianza en creencias, tanto indemostrables como necesarias; conocer y creer. Al fin, sólo hay una verdad, la integral de todas las derivadas de la realidad posibles, la vacuidad y el todo, tan bien resumidas en la Telesfera Crística de Teilhard de Chardin.
La psicóloga, escritora y presidenta de la Fundación Ecología Emocional, Maria Mercè Conangla, inició su aportación citando una cuestión que plantea en su libro, escrito conjuntamente con el autor Jaume Soler, Las veinte perlas de la sabiduría: ¿Sabes cuál es la diferencia entre la escuela y la vida? Y la respuesta es que en la escuela aprendes una lección y después pasas un examen y en la vida primero pasas la prueba y después aprendes la lección. Pero lo aprendes o quizás no. Precisamente cuestionaron aquella frase hecha de que cuanto más mayores, más sabios, ya que no forzosamente el hecho de hacernos mayores nos hace más sabios.
La vejez, la ancianidad no deja de ser actualmente un tabú porque se ha explicado esta etapa de la vida como si fuera el final de todo el proceso. El ser nace, crece, evoluciona, y como si descendieras de una montaña en la que caes de repente, envejece y muere. Nuestra sociedad valora mucho la estética, la juventud, el aspecto de la juventud, la fuerza, también una cierta superficialidad. Ante todo esto es muy difícil que la gente encare ese tramo de vida con una mirada positiva. En función de cómo miramos la realidad, esto mueve unas emociones en nuestro interior y nos hace actuar de unas determinadas maneras. Llegar aquí es un regalo, es un privilegio, que supone que paulatinamente se vayan marcando las arrugas en la cara. Esta etapa tiene un sentido propio, no es una etapa vacía, tenemos tareas que hacer, muchas cosas por aprender.
Continuó diciendo que deberíamos preguntarnos: ¿Qué tipo de persona quiero ser cuando ya tenga una edad avanzada? Porque en función de cómo lo visualicemos será de una u otra forma. La gran pandemia actual es la soledad no deseada. Es necesario hacer pedagogía con los jóvenes para cambiar la mirada sobre esta etapa, como una gran oportunidad, con unas asignaturas nuevas.
No nos han preparado para esta etapa de vida, vamos improvisando frente a asignaturas difíciles como el tema de la soledad, de la enfermedad, del envejecimiento del cuerpo, de la pérdida. Deberíamos hacer prevención, hacernos amigos de nuestra soledad entrenándonos a hacer cosas solos, es importante vivir momentos de soledad buscada con serenidad; aprender a hacer silencio; saber pedir ayuda y dar ayuda es un acto de humildad; practicar la provisionalidad; el arte de saber desprenderse de cosas, de ideas, de creencias, de resentimientos, de ofensas, viajar más ligeros; dejar las cosas ordenadas, cuanto antes, ponerlo más fácil por los que se quedan. Ordenar la mente, ordenar la parte emocional, nos ayuda a vivir con mayor serenidad y gratitud esta etapa. Aceptar que debe practicarse el arte de la lentitud, de la paciencia, de simplificar la vida, así damos espacio para la ternura.
Tenemos una responsabilidad como generación de dejar un planeta mejor, el legado de vivir vidas más humanas, vidas con mayor plenitud. Para finalizar citó unas palabras de Rosa Montero: «Si haber vivido tiene algún sentido, es justamente por la posibilidad de haber vibrado con los demás en la vejez profunda».
A continuación se abrió el coloquio muy participativo, que constata la necesidad de hablar de esta etapa de la vida, cada vez más longeva, con el deseo de vivirla con calidad.