Por Rodrigo Prieto
Doctor en Psicología Social
Barcelona, septiembre 2010
Foto: M-Pellegrinetti
Desde hace más de un año la palabra “crisis” es protagonista en las conversaciones cotidianas de casi todo el mundo abriendo una luz de alarma y preocupación que ha conseguido movilizar no sólo a la población, sino también a los mismos gobiernos, estados e incluso a los grandes organismos financieros internacionales.
Día tras día los medios de comunicación no paran de transmitir informaciones sobre las fatídicas consecuencias de la crisis en todas partes: fábricas que cierran, despidos masivos, receso en la mayoría de las actividades económicas, familias que no llegan a fin de mes, entre otras, dibujan un panorama nada alentador.
Si bien los expertos han identificado las causas de la crisis en la especulación financiera, entre otros factores macroeconómicos, resulta difícil identificar responsabilidades directas a sabiendas que gran parte de los sistemas monetarios y financieros internacionales están interconectados y funcionan bajo los mismos criterios.
Se trata, por lo tanto, de la primera gran crisis económica de nuestro mundo globalizado, nada comparable con ninguna de las grandes crisis de la historia, debido a las particularidades que supone la enorme interdependencia entre los mercados y el rápido flujo de los capitales más allá de las fronteras entre países. Como resultado de este escenario se impone una profunda incertidumbre que tiñe de gris el futuro inmediato e incluso el más lejano.
«Emppersona»
Uno de los rasgos característicos de esta crisis en el estado español es que está afectando a un sector social que durante mucho tiempo ha disfrutado de una relativa estabilidad económica: profesionales autónomos, pequeños y medianos empresarios, trabajadores con largas trayectorias en sus empresas, etc.
En general estas personas se caracterizan por haber dedicado gran parte de su trayectoria a sacar adelante su actividad profesional, ya sea como autónomos o como pequeños o medianos empresarios; es decir, aprovechar al máximo sus conocimientos, tiempo, energías, ahorros, en suma, todos sus recursos personales, materiales y sociales que, en épocas de crisis, se pueden ver fuertemente resentidos.
Paralelamente, desde el inicio de la crisis muchos expertos insisten en que una de las claves para no hundirse es precisamente fortalecer la creatividad, el entusiasmo y la capacidad de emprendimiento.
Justamente con este propósito, la Fundación PIMEC creó el año 2009 «Emppersona», un programa de ayuda personal al empresariado, dirigido a ofrecer “un servicio personalizado de orientación, asistencia y asesoría para volver a emprender o recolocarse en el ámbito empresarial y/o laboral” (http://web.pimec.org/repositori/documents/altres/ca/pgm-emppersona.pdf).
Este programa está dirigido a personas empresarias, autónomas y emprendedoras que estén en paro o en serias dificultades debido a la situación económica actual. A todas ellas, la Fundación PIMEC les quiere echar una mano ayudándolas a coger fuerzas por volver a emprender, conectándolas con diferentes recursos públicos y privados que les sirvan para volver a empezar y acompañarlas de cerca en este proceso, para orientarlas y conducirlas ante las dudas que les vayan surgiendo.
De esta manera se pretende no sólo apoyar sino promover el espíritu emprendedor de muchas personas que debido a la crisis económica hayan visto afectada su situación laboral. Se trata de darles una oportunidad para seguir desarrollando y utilizando sus capacidades y conocimientos en beneficio de si mismos, y de las localidades dónde viven, ya que con las actividades que crean, generan trabajo para muchas personas y contribuyen a dinamizar la economía en general.
Concretamente cuando una persona con el perfil destinatario de este programa acude a la Fundación PIMEC pidiendo ayuda, se le hace una acogida y un primer diagnóstico de su situación personal y profesional. A partir de ahí se le plantea un plan personal de acción orientado a mejorar su situación laboral, el cual incluye, entre otras cosas, darle información y orientación sobre los recursos empresariales, financieros, psicosociales, socioeconómicos y formativos disponibles para emprender una nueva actividad empresarial o para buscar trabajo. Durante el desarrollo de este plan, se le hace un acompañamiento individual que se mantiene hasta que el usuario se vuelve a situar en el mercado empresarial o de trabajo.
El programa «Emppersona» cuenta con el apoyo de diferentes entidades públicas y pequeñas organizaciones privadas (entre ellas el Ámbito Maria Corral) que ofrecen solidariamente múltiples recursos de apoyo y asesoría a sus beneficiarios. En tiempos de crisis, esta forma de funcionamiento constituye un excelente ejemplo de colaboración entre el sector público, el empresariado y el tercer sector, para hacer frente a una problemática que es prioritaria en la actualidad.
Iniciativas como esta aportan una cuota de esperanza en un momento en que abundan los discursos catastrofistas sobre el presente y el futuro de la economía. Por eso, vale la pena apoyarlos y contribuir a su consolidación.