Por: Sofía Gallego
Psicóloga y pedagoga
Barcelona, septiembre 216
Foto: Gallo Imagesroger Sendres
El verano se ha acabado, los días son más cortos a pesar de que el sol se obstina en continuar calentando. Por no hablar de la vuelta al colegio que los anuncios nos recuerdan de manera insistente, no fuera caso que olvidáramos comprar libros, material escolar y ropa que la crecida de los niños durante el verano ha dejado pequeña. La sensación que alguna cosa empieza y que otras pasan a formar parte de los recuerdos, se hace presente. De todas formas, no es aconsejable empezar algo nuevo sin haber hecho una cierta reflexión sobre lo que dejamos atrás.
Este último verano, a nivel general, ha estado bastante lleno de acontecimientos, algunos no muy agradables, como por ejemplo la gran cantidad de personas que han hallado la muerte buscando una vida digna. Otros, más lúdicos como pueden ser los Juegos Olímpicos celebrados en Río de Janeiro. Como en todo gran acontecimiento se ha producido un importante número de anécdotas o, si se prefiere, de curiosidades. En este artículo no puedo comentarlas todas, pero sí que me centraré en una situación que me ha sugerido un conjunto de reflexiones que a continuación explicaré.
Ans Botha es la entrenadora del atleta sudafricano Wayde Van Niekerk, campeón de los 400 metros. Esta entrenadora tiene 74 años. Si la popularidad de cualquier persona se mide hoy día por el número de entradas que tiene en el buscador Google, vemos que tiene 373.000, que se puede considerar un buen índice de popularidad. En casi todas las entradas se hace referencia a su edad y en el hecho de que es abuela y bisabuela, como si estos hechos, fueran decisivos. Son los descendientes los que deciden tener hijos o no tenerlos. No obstante, parece que este hecho sea el más importante. Nadie hace referencia ni alaba el trabajo hecho per esta mujer que con su edad tiene la capacidad y el empuje necesarios para poder entrenar un atleta capaz de superar todos los filtros previos para llegar a unos Juegos Olímpicos, ser a la final y obtener el máximo galardón. Todo ello pone de manifiesto, una vez más, los estereotipos que hay referente a la vejez y especialmente sobre la vejez femenina. He visto muchos entrenadores de futbol de la misma edad de Ans Botha que dirigen equipos con presupuestos millonarios. De estos profesionales nunca he oído hablar si eran abuelos, bisabuelos, ni tan siquiera una sola referencia a su edad, toda la atención se centra en su trabajo.
La sociedad tiene muchos estereotipos con los que evalúa los hechos y las personas, sin la más mínima reflexión. Des de un punto de vista social parece que las mujeres mayores tengan su ámbito de actuación únicamente en pensar en los nietos y biznietos, y hacer de sus hijos y nietos la razón de su vida. No importa que la mujer haya tenido una vida profesional y personal y haya alcanzado algunas metas importantes aunque, a pesar de la edad, pueda continuar aportando valor a la sociedad. Cuando los cabellos empiezan a blanquear o se disimulan bajo un tinte impenitente, las mujeres pasan a ser valoradas según estos parámetros citados. Es seguro que todo eso es todavía consecuencia de una época en que la mujer se había visto relegada al ámbito de la privacidad y, en la vejez, continuaba aún más relegada. Afortunadamente el rol de las mujeres ha cambiado en los últimos años, hoy muchas de ellas, de edad más a menos avanzada, han tenido una vida profesional y personal socialmente integrada. Por eso duele que todavía se continúe pensando en las mujeres con los parámetros de ayer. Con respeto y admiración por las mujeres de ayer que sin su lucha, ejemplo y coraje no habría un presente diferente del que ellas vivieron.