Jueves 17 de diciembre el Ámbito de Investigación y Difusión Maria Corral organizó un nuevo Espacio de Formación a cargo de Gemma Cànovas Sau, psicóloga clínica y psicoterapeuta, para tratar sobre el tema: «La fortaleza humana ante las adversidades.»
La directora del Ámbito Assumpta Sendra presentó el tema tratado y resaltó que en este momento, a causa de la pandemia, todo se ha alterado: la salud, el trabajo, la economía, la educación, el estado emocional… Todo esto ha generado miedos, carencia de seguridad, incertidumbre… Por lo tanto, hay que trabajar algunas actitudes humanas, como la fortaleza, la resiliencia o reconocer los límites.
La psicóloga Gemma Cànovas describió el contexto social en que ha habido una caída de valores y de referentes en una sociedad cambiante a gran velocidad. Vivimos en una sociedad de riesgo tal como decía el sociólogo Ulrich Beck y en una sociedad líquida, tal como decía el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman.
A veces surgen imprevistos y realidades no deseadas, lo cual provoca más ansiedad y angustia, pero hay que cuidar de uno mismo y vigilar el estrés, ya que se puede cronificar. También comentó que ahora favorece compartir mensajes de positivismo, puesto que ayuda a enfocar la vida con optimismo, pero esto puede comportar unos riesgos, ya que la vida no es una línea recta y a menudo sufrimos tristeza, luto, pérdidas… Esto hace que nuestro estado de ánimo varíe, por eso nos hace falta más fortaleza interna para tener más recursos para hacer frente y no negar las adversidades que se nos presentan a pesar de estar instalados en la incertidumbre.
Explicó unas herramientas básicas que potencian la autovaloración para poder percibir la realidad como se nos presenta: la capacidad de resiliencia para hacer un repaso de la situación vivida y hacer frente a las dificultades; los límites de la realidad ponen a prueba las frustraciones, tomar perspectiva de los conflictos, tratando cada conflicto según las necesidades; Y como dosificar las energías, ya que somos energía y hay que dosificarla. Este proceso requiere aprender a escucharnos.
También habló del sentido de la existencia, del autoconocimiento y de cómo evolucionamos. Hay que comprender los altibajos del propio estado anímico. Hay que saber comunicarnos y dar valor a las palabras que expresamos.
Para acabar, habló sobre como potenciar la creatividad como herramienta sanadora fundamental en épocas marcadas por las percepciones negativas de la realidad que rodea tanto la persona como la sociedad. La creatividad la podemos percibir desde la belleza, la estética, el arte… Además, la creatividad también es terapéutica.
El Espacio de Formación concluyó con un diálogo entre los participantes y la formadora que permitió profundizar más sobre las diferentes herramientas básicas que favorecen la fortaleza humana ante las adversidades.