Ingeniería climática
Por: Ramon Santacana
Profesor de la Providence University, Taiwan
Noviembre 2021
Foto: Pixabay
Qué lejos quedan las palabras How dare you[1], que pronunció Greta Thunberg en la Conferencia del Cambio Climático de las Naciones Unidas, palabras que iniciaron múltiples protestas en grandes ciudades del mundo a lo largo de 2019, algunas con más de un millón de jóvenes estudiantes. Todo el ruido mediático sobre la urgencia de tomar acción ante el cambio climático quedó apagado el año siguiente. El Covid 19 (¿debemos hablar en pretérito perfecto?) ha supuesto un paréntesis del que nos hemos despertado de repente, más bien sobresaltados.
Los titulares se llenan de palabras como carestía, inflación, escasez, descarbonización… y no se trata solo de titulares sino de la experiencia directa que tiene el ciudadano. El cambio climático vuelve con fuerza a ocupar la cabecera de nuestra vida cotidiana. Las protestas se hacen más duras. Grupos como Extinction Rebellion, movimiento internacional de desobediencia civil, dicen que la vida en la tierra está en crisis y se enfrenta a una extinción masiva. Quiere que los gobiernos declaren la «emergencia climática y ecológica» y tomen medidas inmediatas.
Son muchos los movimientos ecologistas que preconizan un ciclo de decrecimiento, el abandono del modo de vida capitalista, energías renovables, descarbonización… En definitiva, una agenda conservacionista. De hecho, muchos puntos de la Agenda 2030 prevista por la ONU van en ese sentido: aceleración en lo social (ingeniería social), abandono del modelo capitalista en lo económico y conservación en lo ecológico.
Pero no todo el mundo opina lo mismo. Las grandes empresas tecnológicas, las mayores del mundo, creen que en temas de ecología ya no basta con poner el freno de mano productivo. Abogan por pisar el acelerador tecnológico. Colonizar Marte (Elon Musk) o aumentar nuestra biología a través de la tecnología, el llamado transhumanismo que prevén empresas asociadas a Google, sería unas de las vías que ya se ensayan. Curiosamente, mientras escribo estas líneas, acaba de celebrarse una conferencia sobre inversión en tecnologías del cambio climático Climate Tech Summit en la cual Bill Gates dice que aparecerán ocho o diez nuevas empresas como Tesla (empresa que ha doblado su valor en el último año) y otras más al estilo de las actuales Google, Microsoft o Amazon[2], que son las mayores del planeta. Indudablemente el gran capital considera el cambio climático como la oportunidad del siglo.
Otro grupo heterogéneo de pensadores va más allá del dualismo aceleración -decrecimiento[3] y preconiza de un modo u otro la ingeniería climática. Se trata de tomar el mando sobre el rumbo de la ecología y efectuar una acción sobre el planeta a gran escala. Se trata de planificar la ecología. No es extraño que algunas de estas propuestas vengan de países con tradición de planificación como Rusia[4]. Entre estas propuestas figura la creación de grandes zonas naturales libres de seres humanos. Zonas que abarcarían más de la mitad del planeta (terraformación). Concentrar la población en megaciudades verticales de cientos de millones de habitantes y robotizar la producción industrial en los subterráneos de esas ciudades, lugares en los que ni siquiera se necesitaría climatización o iluminación. Las ciudades estarían rodeadas de plantas de descarbonización y obtención de energía renovable, y prácticamente no habría transporte humano entre estas ciudades que serían un número muy reducido.
Autores como Aaron Bastani lo han bautizado como «comunismo de lujo totalmente automatizado». Emplea la palabra comunismo porque las grandes decisiones no se dejarían a la libre iniciativa, sino que se tomarían de modo socializado. Cuando contemplo esas ciudades verticales, muchas de ellas vacías, que se han construido en China por todas partes, no puedo dejar de pensar hacia donde están apuntando. Es indudable que vamos a leer más sobre estos temas.
[1] “¿Cómo os atrevéis…?”
[2] Bill Gates says climate tech will produce 8 to 10 Teslas, a Google, an Amazon and a Microsoft
[3] El País https://elpais.com/icon/2021-09-30/aislar-a-los-humanos-erradicar-el-trabajo-un-plan-salvaje-para-evitar-el-colapso.html
[4] Benjamin Braton del Instituto Strelka, Moscú