Los profundos cambios que padece la humanidad en este momento no son sólo las consecuencias de un episodio circunstancial y reversible. Resulta más que evidente que ya existen discontinuidades en casi todos los órdenes de la vida individual y colectiva. Hallazgos científicos como el genoma y la epigenética, las redes sociales, las nuevas tecnologías, la gobernanza mundial, la robotización de la industria que afecta el mercado laboral, el cambio climático, las energías renovables, la globalización y el nuevo equilibrio mundial de poderes, son sólo unos pocos ejemplos.
Esta oleada de cambios nos hace intuir, por un lado, que ya nada volverá a ser como antes y por el otro, hace que nos demos cuenta de que las soluciones planteadas resultan obsoletas, pues no dan los beneficios esperados. Por este motivo, ahora más que nunca, es necesario repensar nuestra manera de vivir, prioridades y proyectos políticos, culturales y sociales.
Reinventar es fruto de la dinámica de la vida o mejor dicho, del pensamiento. Sin este movimiento, la evolución de la sociedad se detendría. Algunas de las causas que pueden producir la parálisis son debidas al miedo al riesgo, a la incertidumbre o al fracaso. El inmovilismo nos parece más cómodo porque se basa en los éxitos conseguidos anteriormente. Esto provoca, sin embargo, que la sociedad no se desarrolle tal y como debería.
A partir de una chispa de certeza, como un investigador que se lanza a menudo a una especie de vacío intenso, descubriendo así nuevos caminos, nuevas formas de ser, de curar, de crear bienestar, etc, también el progreso pide una implicación ante un amplio acopio de probabilidades. Sabemos, sin ninguna duda, que no todas llegarán a buen puerto. No obstante, se debe recuperar la confianza en el presente que vivimos y en el mañana que ya tenemos cercano e ir más allá de la indignación o la protesta para construir nuevas maneras de reaccionar. Muchas de ellas, alternativas a las actuales, que ya tocan fondo y que, probablemente, llevan a un estancamiento.
Reinventar requiere coraje, esfuerzo, creatividad, madurez…a pesar de las dificultades y situaciones difíciles. « Reinventarse » se ha convertido en una de esas palabras-talismán que aparecen por todas partes y especialmente, en el mundo de la empresa. Es habitual oír en círculos empresariales el lema: «Reinventarse o morir». Para hacer frente a los nuevos retos es necesario que las personas tengamos una actitud abierta y que estemos dispuestas a cambiar algunas de nuestras actitudes, a modificar no pocas conductas y comportamientos, a replantearnos las ideas de toda la vida y dejar paso a nuevos criterios y visiones.
Las sociedades no son un todo estático, fijo o hermético. En ese caso, serían esclavas del pasado y dejarían de ser eficientes en el presente. Aunque, innegablemente, se deben reconocer los grandes hitos de la humanidad para avanzar y no quedar anclados.
Tenemos que introducir novedades al ritmo de la dinámica social y tener la capacidad de «innovar y renovar» para mejorar la vida de nuestros contemporáneos. Es cierto que esto siempre conlleva tensiones, aunque debemos adelantarnos a los acontecimientos para que las innovaciones puedan gestionarse y aplicarse de manera armónica y pacífica. Debemos lograr que la acción de reinventar, la cual siempre implica un esfuerzo, tenga sentido tanto a nivel humano como social. Todo lo que se pueda rehacer, renovar, reconstruir…tendría que ofrecer nuevas oportunidades para mejorar la realidad de situaciones personales y colectivas.
La reinvención de las instituciones es claramente más ardua que la de las personas. Implica revisar procedimientos –tantas veces convertidos en rutinas ejecutadas acríticamente–, reglamentos, cortocircuitos en la comunicación interna… y un conjunto de elementos que requieren decisión y un liderazgo firme y a su vez, comprensivo, para llevar la institución hacia un nuevo terreno. Otro más flexible, aireado y comunicativo.
Es por ello que pedimos a los ponentes que nos respondan la pregunta de cómo se debe reinventar en este momento. Y que también nos sugieran, a la luz de los cambios que se vislumbran, unas cuantas pistas y herramientas sobre cuál puede ser el significado de reinventarse personalmente, en la familia, en la sociedad, en la escuela, en la educación, en la economía, en democracia, en las redes sociales, etcétera.
Ámbito María Corral
Ponentes
Jordi Bachs Ferrer, Profesor de economía de empresa
Eva Galí Molas, Psicóloga y psicoterapeuta
Martí Olivella Solé, Presidente de Nova – Innovación social
Leticia Soberón Mainero, Directora de contenidos de dontknow.net