Por Sofía Gallego
Psicóloga y pedagoga
Barcelona, abril 2016
Foto: Creative Common
Actualmente los ciudadanos nos vemos inclinados a utilizar más máquinas que años atrás para poder desarrollar la actividad diaria. Explicaré una situación que puede tomarse como ejemplo. Para acceder a los transportes públicos muchas veces nos vemos en la necesidad de utilizar una máquina para poder sacar el billete. En los transportes urbanos apenas hay alternativa. En el tren, en algunas estaciones continúa habiendo una taquilla donde podemos comprar el billete; si se trata de billetes de larga distancia, la compañía ferroviaria incluso llega a penalizar la compra que se realiza en la taquilla, incrementando el precio del billete en un pequeño porcentaje.
La telefonía en general y la móvil en particular ha sofisticado los teléfonos, que, además de servir para telefonear, también tienen muchas otras funciones, o sea que cada vez puede resultar más difícil la utilización del móvil. Basta pensar en el gran número de apps que intentan hacernos la vida más fácil y no siempre lo consiguen. Así, pues, no resulta difícil adivinar que cada día se nos exigen nuevas habilidades técnicas para poder seguir adelante en la vida cotidiana. Y, además, estas habilidades no se enseñan en ninguna parte; cada uno tiene que aprenderlas como pueda. Generalmente, los más jóvenes se constituyen en maestros de las personas mayores. El autoaprendizaje también funciona.
Estas situaciones descritas han generado la convicción que las personas mayores son negadas para la utilización de las llamadas nuevas tecnologías o las máquinas de las que hablábamos en el punto anterior. Esta convicción se complementa con una presunción de signo contrario: que las nuevas generaciones están especialmente dotadas para la utilización de estos dispositivos. Pero, desde mi punto de vista, ambas son, como mínimo, poco acertadas. Hoy solamente trataremos de las personas mayores.
Dejando de lado las posibles enfermedades neurológicas, resulta habitual asociar el paso de los años a un progresivo deterioro cognitivo. Creer que el deterioro es inevitable lleva a no hacer muchos esfuerzos: como mi edad me ha puesto un techo, ya no es necesario que me esfuerce para conseguir nada… Todo eso me hace sentir incapaz, aunque no lo sea. Que la edad conlleva una serie de cambios es incuestionable, especialmente en la manera de aprender, que se reduce un poco, y a veces los nombres no te vienen a la memoria.
Sea como sea, no todo son inconvenientes en la manera de aprender de las personas mayores; también hay algunas ventajas: saber situar la información en contextos significativos, tener un vocabulario más amplio, más capacidad para detectar los motivos y las intenciones de los otros… También se tiene más paciencia y mucha información personal, cultural e histórica.
Las personas mayores están tan dotadas para el aprendizaje del funcionamiento de los nuevos dispositivos como pueden estarlo los jóvenes, pero a menudo la motivación para aprender a hacer funcionar aparatos nuevos no es la misma que la de ellos. La persona mayor adopta una actitud pasiva que hace pensar en una incapacidad. Contrariamente, el nivel de motivación para el aprendizaje del funcionamiento de los nuevos aparatos en los jóvenes es muy elevado y eso les anima a aprender más rápidamente.
2 comentarios
Muchas gracias a Sofía Gallego por abrir tan interesante y poco debatido tema. Siempre he temido que la brecha digital del futuro no sea tanto entre áreas geográficas o niveles económicos sino entre segmentos de edades. En efecto, las personas mayores corren el riesgo de quedar al margen de las siempre cambiantes y cada vez más complejas nuevas tecnologías.
Sin embargo conozco casos de personas de cercanos a los noventa años con habilidades de uso de redes sociales y servicios de videomensajería. Hay que trabajar como bien apunta la autora, en el área de la motivación por parte del usuario, pero también en la parte del diseño. Se deben desarrollar aparatos y aplicaciones adaptadas a las necesidades de los mayores. Teclados más grandes, usos y funciones simplificadas etc.
No puedo no estar mas de acuerdo con tus propuestas, Ramón. Los aparatos están pensados para los jóvenes. La falta aparatos compatibles con las necesidades de las personas mayores es hoy por hoy un aspecto a trabajar i a reivindicar.
Quiero aprovechar la ocasión para agradecerte el tiempo que me has dedicado.