Por: Esther Borrego
Trabajadora social
Barcelona, febrero 2016
Foto: Creative Commons
En los momentos que estamos viviendo en nuestro país oímos a menudo que los políticos deberían hacer su trabajo. Son muchas las veces que les damos la culpa de todo lo que nos pasa, de lo que no funciona, etc. Y no quiero decir que no sean parte implicada, por descontado que lo son y, seguramente, más de lo que reconocen.
Por ejemplo, ¿cuándo vamos al médico y nos hacen esperar? ¿O al banco y solo hay una persona atendiendo? ¿O aquella señora que va de pie en el autobús y nota una frenada demasiado brusca por parte del conductor? Y así, muchas otras situaciones con las que nos encontramos a diario.
Hace unos días, durante una conversación, alguien ponía toda la responsabilidad de lo que estaba viviendo, una situación no muy agradable, en manos de los políticos, que no hacen lo que tienen que hacer, que no miran por el bien del ciudadano, que no dan trabajo a los que no tienen, etc., Es decir, muchos reproches de los cuales estoy de acuerdo en algunos. Pero, en general, sonaba más bien quitarse de encima la responsabilidad personal.
Pero ante estas situaciones y de la conversación que os explicaba me puse a pensar que más debería hacerse, en vez de quejarnos constantemente de lo que el otro no hace. Puesto que seguramente los que trabajan conmigo, también deben pensar que yo tampoco hago todo lo que puedo por ellos, o los vecinos de mi escalera, o los compañeros de curso, etc. Y, ¿lo hago realmente?
Quizás lo que se necesita es que nos miremos más a nosotros mismos y que veamos lo que hacemos en nuestra tarea. ¿Seguro que lo hacemos lo mejor que podemos? ¿Seguro que ponemos lo mejor de nosotros en el desarrollo de la tarea encomendada? Entonces, ¿con qué criterio podemos dejar a los otros toda la responsabilidad de lo que no funciona como nosotros querríamos? Y de todo lo que creemos que no funciona en la sociedad, ¿no tenemos ninguna responsabilidad?
¿Y si al desarrollar nuestra tarea, sea cual sea, nos preguntásemos si lo hacemos teniendo como objetivo importante el bien común? ¿Es decir, trabajamos para hacer una sociedad más justa para todos?
Si observamos bien una torre humana castellera entenderemos que es necesario que cada una de las personas que participa lo haga con toda su responsabilidad, haciendo aquello que tiene que hacer de la mejor manera posible, pensando que así podrán cargar y descargar el nuevo castell para disfrute de todos y continuar manteniendo una de nuestras tradiciones.
Como miembros de la sociedad somos castellers de la misma y constructores de ella día a día.